Festival de Cap Roig

A Julio le sube la tensión

Expectación es la palabra que mejor definiría la situación que se vivía ayer por la noche en los alrededores de Calella de Palafrugell. La causa de todo el nerviosismo ambiental, y de parte del caos de tráfico que convirtió en un suplicio la llegada a los jardines de Cap Roig, era la presencia de Julio Iglesias, que ayer ofreció en este festival la primera de sus dos únicas actuaciones catalanas (la segunda será esta noche en el mismo escenario y con todas las entradas vendidas).

Cinco minutos después de las diez de la noche, sonaron los primeros acordes de Quijote y Julio Iglesi...

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Expectación es la palabra que mejor definiría la situación que se vivía ayer por la noche en los alrededores de Calella de Palafrugell. La causa de todo el nerviosismo ambiental, y de parte del caos de tráfico que convirtió en un suplicio la llegada a los jardines de Cap Roig, era la presencia de Julio Iglesias, que ayer ofreció en este festival la primera de sus dos únicas actuaciones catalanas (la segunda será esta noche en el mismo escenario y con todas las entradas vendidas).

Cinco minutos después de las diez de la noche, sonaron los primeros acordes de Quijote y Julio Iglesias irrumpió parsimoniosamente en el enorme escenario puntuado por docenas de lucecitas azules. Con un traje oscuro cruzado y una amplia corbata, Iglesias, micro en la mano izquierda, se mostró estático pero sonriente. Tras luchar contra los problemas de sonorización en Ni te tengo ni te olvido exclamó, como sorprendido: "¡Cuántos años han pasado! Tengo la tensión arterial alta, pero cuando vengo a cantar a mi país me sube todavía más".

Una gran ovación puntuó estas palabras cuando añadió que estaba encantado de actuar en Cataluña y atacó con más fuerza Natalie. La noche acababa de empezar, pero el éxito ya estaba asegurado.

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