Cartas al director

Derechos humanos

Tras tantas horas frente al televisor, sufriendo y disfrutando con las victorias de nuestros deportistas, haciendo nuestros sus triunfos y henchidos de orgullo patrio, uno se cree con el derecho de exigir a nuestros héroes algo más, por ejemplo, un boicoteo a los Juegos Olímpicos para demostrar que no sólo son excelentes deportistas, sino también seres llenos de humanidad cuya conciencia moral -a veces olvidada bajo la masa muscular- les lleva a renunciar a ser marionetas en un espectáculo montado por uno de los países que más ha violado y viola los derechos humanos de una forma sistemática y ...

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Tras tantas horas frente al televisor, sufriendo y disfrutando con las victorias de nuestros deportistas, haciendo nuestros sus triunfos y henchidos de orgullo patrio, uno se cree con el derecho de exigir a nuestros héroes algo más, por ejemplo, un boicoteo a los Juegos Olímpicos para demostrar que no sólo son excelentes deportistas, sino también seres llenos de humanidad cuya conciencia moral -a veces olvidada bajo la masa muscular- les lleva a renunciar a ser marionetas en un espectáculo montado por uno de los países que más ha violado y viola los derechos humanos de una forma sistemática y reiterada; un país que en 1989 masacró sin piedad a cientos de estudiantes aplastando sus cuerpos con tanques. Hasta ahora sólo una deportista alemana ha dado un paso al frente y el resto de sus colegas prefiere mirar para otro lado.

Los políticos de todo el mundo sólo ven un mercado de más de 1.300 millones de personas y prefieren callar. Los medios de comunicación españoles siguen inmersos en su paletismo anacrónico de las dos Españas. Ojalá Nadal, Sastre, Contador, Gasol, Gemma Mengual, Marta Domínguez y tantos otros nos vuelvan a dar verdaderos motivos para seguir estando orgullosos de ellos. Aún están a tiempo.

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