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Replicar la evolución de un índice de Bolsa

Invertir con la que está cayendo parece arriesgado. Pero las crisis también suponen oportunidades. Si ha pensado en entrar en Bolsa precisamente ahora, una opción puede ser comprar un fondo indexado. Y más si no tiene mucho dinero para invertir en una cartera diversificada.

Si un fondo de inversión es el vehículo idóneo para un inversor que empieza, un fondo indexado es la alternativa más sencilla. Su objetivo es replicar la evolución de un índice determinado, lo que facilita la decisión del partícipe.

A estos fondos también se les denomina "fondos de gestión pasiva", ya que el g...

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Invertir con la que está cayendo parece arriesgado. Pero las crisis también suponen oportunidades. Si ha pensado en entrar en Bolsa precisamente ahora, una opción puede ser comprar un fondo indexado. Y más si no tiene mucho dinero para invertir en una cartera diversificada.

Si un fondo de inversión es el vehículo idóneo para un inversor que empieza, un fondo indexado es la alternativa más sencilla. Su objetivo es replicar la evolución de un índice determinado, lo que facilita la decisión del partícipe.

A estos fondos también se les denomina "fondos de gestión pasiva", ya que el gestor se limita a replicar el índice para conseguir una rentabilidad igual a la de éste, sin necesidad de analistas que estudien la posible evolución de las acciones en las que invierte.

Además, estos fondos indexados tienen otras ventajas frente a los de gestión "tradicional":

- Las comisiones de gestión son más bajas que en el resto de fondos.

- Su resultado no depende de la habilidad del gestor.

- El inversor puede conocer fácilmente la evolución del fondo: le basta con seguir el índice de referencia (por ejemplo, el Ibex 35).

Muchos analistas defienden a este tipo de fondos indexados como los más rentables a largo plazo: aunque en un periodo corto/medio de tiempo un gestor avispado pueda superar la rentabilidad de un índice, es difícil batirlo continuamente en el tiempo.

Pero estos fondos también tienen algún inconveniente: ante una bajada del índice, el gestor no puede hacer nada para que la rentabilidad no caiga en la misma proporción que el fondo.

Los índices más conocidos para los inversores son el Ibex 35, el DJ Eurostoxx 50 (para replicar las 50 compañías más grandes de Europa) o el S&P 500 para Estados Unidos. Sin embargo, la continua evolución de los mercados y la mayor cultura financiera del inversor están provocando la aparición de índices cada vez más específicos, referidos a áreas geográficas muy concretas o sectores como pueden ser el tecnológico, financiero, materias primas..., lo que posibilita a las gestoras la creación de fondos que cubran cualquier demanda del cliente, manteniendo todas las ventajas de estos fondos.

Una versión más evolucionada son los ETF (Exchange Traded Fund), que también replican el comportamiento de un índice bursátil pero con la diferencia de que cotizan en Bolsa como si fueran un valor más del mercado, pudiéndose conocer su valor liquidativo en cualquier momento del día, frente al resto de fondos de inversión que sólo tienen un valor liquidativo diario y que no se conoce hasta el momento del cierre de los mercados.

Fondos de gestión tradicional, fondos indexados, ETF, etcétera. ¿Son incompatibles? En absoluto. De hecho, diversificar no sólo por áreas geográficas tipos de activo y sectores, sino también en estilos de gestión es la mejor forma para garantizarse una cartera equilibrada. Y ésa es la clave. -

Elisa Beltrán trabaja en el Departamento de Fondos de Openbank.

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