Necrológica:

Noble, culto y de espíritu abierto

"El periodismo es el mejor oficio del mundo", afirma Gabriel García Márquez y así lo entendió siempre mi amigo Peru Egurbide. Dedicó su vida al periodismo con mayúsculas, a ese oficio conducido por una incesante búsqueda de hechos contrastados e información rigurosa. Trabajó en varios medios, donde aportó sus conocimientos y ponderación, y una honestidad profesional fuera de toda duda.

A lo largo de su trayectoria mantuvo un compromiso deontológico inquebrantable con la opinión pública, desde los tiempos de la fundación de Diario 16, en sus corresponsalías de Bruselas y Londres, ...

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"El periodismo es el mejor oficio del mundo", afirma Gabriel García Márquez y así lo entendió siempre mi amigo Peru Egurbide. Dedicó su vida al periodismo con mayúsculas, a ese oficio conducido por una incesante búsqueda de hechos contrastados e información rigurosa. Trabajó en varios medios, donde aportó sus conocimientos y ponderación, y una honestidad profesional fuera de toda duda.

A lo largo de su trayectoria mantuvo un compromiso deontológico inquebrantable con la opinión pública, desde los tiempos de la fundación de Diario 16, en sus corresponsalías de Bruselas y Londres, hasta su ingreso en EL PAÍS en 1984, su destino en Roma y su regreso a Madrid en 1997. Peru antepuso la calidad y veracidad informativas a la inmediatez incierta, por ello ha sido un humilde y reservado maestro de periodistas.

Desde octubre de 2000 ejerció de corresponsal diplomático de EL PAÍS y, por ello, tuve numerosísimas ocasiones de dialogar con él. El trabajo y nuestra pasión por la política exterior nos hicieron trabar una buena amistad, de la que me enorgullezco.

Era un gran conocedor de la política internacional, y sus preguntas exigían siempre reflexión, porque eran fruto de la experiencia y del conocimiento. Peru Egurbide no se limitó a oír, porque sabía escuchar. No reproducía enunciados, porque valoraba y extraía el trasfondo de hechos y opiniones. Su actitud y competencia profesional me permitieron dialogar y discutir con él en muchas ocasiones sobre política y acción exterior, sobre la Comunidad Internacional, sus retos y desafíos, aunque no siempre con puntos de vista coincidentes que no minaron nunca nuestra confianza y respeto mutuo.

Por encima de su calidad profesional, destaco su extraordinaria humanidad, porque Peru ha sido una persona noble, culta y de espíritu abierto; como lo definió hace poco Miguel Ángel Bastenier, "un caballero a la antigua".

El adiós a este vasco concienzudo y meticuloso nos deja una enorme ausencia, tanto humana como profesional, aunque siempre permanecerá en nuestro recuerdo y en su producción periodística. Peru Egurbide es un ejemplo para periodistas de hoy y de mañana, y un hombre que jamás entendió la vida sin la música, su segunda gran pasión.

Miguel Ángel Moratinos es ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación

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