Crítica:TEATRO

Mortadelo en el país de los papalagi

Esta lectura en acción de Sin noticias de Gurb, diario de un extraterrestre errabundo en la Barcelona olímpica, me ha recordado las irónicas descripciones de la sociedad europea que hace Erich Scheurmann en Los papalagi, un falso "libro documento" que reúne discursos atribuidos a un quimérico jefe tribal samoano. Para éste, nuestra civilización es un despropósito. Para el protagonista de Sin noticias de Gurb, también: el título alude al nombre de su compañero de viaje intergaláctico, desaparecido en la Ciudad Condal. Para buscarlo sin ponerse al descubierto, el protagonist...

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Esta lectura en acción de Sin noticias de Gurb, diario de un extraterrestre errabundo en la Barcelona olímpica, me ha recordado las irónicas descripciones de la sociedad europea que hace Erich Scheurmann en Los papalagi, un falso "libro documento" que reúne discursos atribuidos a un quimérico jefe tribal samoano. Para éste, nuestra civilización es un despropósito. Para el protagonista de Sin noticias de Gurb, también: el título alude al nombre de su compañero de viaje intergaláctico, desaparecido en la Ciudad Condal. Para buscarlo sin ponerse al descubierto, el protagonista se transforma sucesivamente en Gary Cooper, Frascuelo, Pío XII y otros muchos personajes. Es tan camaleónico como Frégoli y Mortadelo juntos.

Eduardo Mendoza escribió Sin noticias de Gurb porque Xavier Vidal-Folch le pidió un folletín para EL PAÍS. Acabó siendo un libro superventas. Ahora, su autor y Rosa Novell han hecho una versión abreviada, que ella lee agarrada a los folios pero sin parar quieta. Su trabajo está a un paso de ser teatro.

La amplificación de la voz, que, de entrada, está de sobra en una salita minúscula como ésta del antiguo café del Teatro Español, refuerza la idea de que quien nos habla no es humano.

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