Leslie Nielsen deja a Peñíscola sin estrella invitada

El festival pretende a Noah Baumbach y Jennifer Jason Leigh

Hace dos años fue Daryl Hannah la que dejó colgada a la organización del Festival de Peñíscola por razones nunca aclaradas. Ayer se conoció que Leslie Nielsen, la estrella invitada de esta edición, no acudirá al certamen a causa "de un retraso en el rodaje de la película" en el que se encuentra inmerso, según fuentes de la organización. El equipo comandado por Manuel Tallafé trabajaba a destajo a última hora de ayer para sustituir a Nielsen por otra estrella internacional a la que homenajear en el certamen. Lo intentó con el italiano Roberto Begnini, quien no había contestado a la solicitud, y...

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Hace dos años fue Daryl Hannah la que dejó colgada a la organización del Festival de Peñíscola por razones nunca aclaradas. Ayer se conoció que Leslie Nielsen, la estrella invitada de esta edición, no acudirá al certamen a causa "de un retraso en el rodaje de la película" en el que se encuentra inmerso, según fuentes de la organización. El equipo comandado por Manuel Tallafé trabajaba a destajo a última hora de ayer para sustituir a Nielsen por otra estrella internacional a la que homenajear en el certamen. Lo intentó con el italiano Roberto Begnini, quien no había contestado a la solicitud, y trabajaba con la idea de traer a dos de los responsables de Margot y la boda, el filme que entró en competición ayer. Al cierre de esta edición, la dirección del certamen esperaba cerrar el viaje del director Noah Baumbach y la actriz Jennifer Jason Leigh, realizador y co-protagonista, respectivamente, del filme, que se estrena mañana en toda España.

Margot y la boda horada en los problemas personales de dos hermanas, separadas por la vida, que se reencuentran a partir de la boda de una de ellas. Con una estructura dramática, que pinta poco en este festival, está filmada con intenciones de cine de autor y, como tal, se desarrolla con la presencia estelar de Nicole Kidman como reclamo en los títulos de crédito. Pero la escasa introspección en la psicología de los personajes secundarios y la lejanía de los conflictos que plantea para el espectador español la hacen excesivamente fría como para considerarla una película algo más que correcta, de esas a las que, pese a su excelente factura técnica, les falta alma.

En los antípodas está Shevernatze, una epopeya marcha atrás, dirigida por Pablo Palazón y ejemplo de cine pobre que lucha contra los molinos de la distribución. Rodada hace cuatro años en vídeo e hinchada a cine hace solo unos meses, lleva circulando por festivales desde entonces, donde ha dejado testimonio de su grandioso esfuerzo por sacar adelante un proyecto quimérico. La película es una curiosa road movie que narra un viaje de más de 100 kilómetros en un coche, pero marcha atrás. Una parábola del camino de esta producción que sigue buscando quien la distribuya en España y que el pasado martes, en Peñíscola, vivió su penúltimo capítulo.

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