El primer chapuzón, bajo la lluvia

Las 23 piscinas municipales de la capital inauguraron ayer la temporada pese al mal tiempo

Paula no pensaba ir a la piscina ni en broma, pero tuvo la mala suerte de que su hijo Carlos vio en el periódico que ayer empezaba la temporada en la capital. Y encima, por ser el primer día, gratis. Una vez en la Casa de Campo, con el bañador puesto y la toalla lista, todo es reunir un poco de valor.

"No me iba a bañar, pero mira, al final el agua está de miedo", explicaba Paula de camino a la piscina de arriba y con los labios aún morados. Su hijo Carlos, de siete años, y tapado hasta los ojos con un albornoz amarillo, insistía en nadar también ahí. En las tres piscinas del recinto mu...

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Paula no pensaba ir a la piscina ni en broma, pero tuvo la mala suerte de que su hijo Carlos vio en el periódico que ayer empezaba la temporada en la capital. Y encima, por ser el primer día, gratis. Una vez en la Casa de Campo, con el bañador puesto y la toalla lista, todo es reunir un poco de valor.

"No me iba a bañar, pero mira, al final el agua está de miedo", explicaba Paula de camino a la piscina de arriba y con los labios aún morados. Su hijo Carlos, de siete años, y tapado hasta los ojos con un albornoz amarillo, insistía en nadar también ahí. En las tres piscinas del recinto municipal de la Casa de Campo ayer había poco más de 20 personas. A meterse en el agua, que estaba a menos de 17 grados, sólo se atrevieron una decena de niños filipinos, que acudieron con su tío al recinto, más Carlos y su madre. Y es que el cielo amenazaba con lluvia desde primera hora de la mañana. "Cuando hemos llegado caían unas chispitas, pero nos hemos metido igual", defendía Jennifer, de 14 años, rodeada de sus primos.

Los cinco socorristas de la Casa de Campo ni siquiera se quedaron en bañador. Ana estaba junto a Roberto vigilando la piscina mediana del recinto (de 33 metros por 17). Los dos llevaban gafas de sol, pese a no necesitarlas. "No nos quedamos en bañador porque te congelas", explicó ella. Detrás, una pareja, totalmente vestida, esperaba tumbada en una toalla a que saliera el sol. "Me tendría que haber traído el traje de neopreno", bromeaba Dani, junto a su novia.

"Si hiciera bueno, como un día normal a finales de mayo, seríamos unos 200; con este clima..." apenas superaron la veintena, y eso que el recinto tiene capacidad para 5.000 personas, según explicó un portavoz del centro municipal. Las piscinas de la capital permanecerán abiertas hasta el 31 de agosto, de once de la mañana a nueve de la tarde, "aunque llueva o truene", en palabras de un taquillero.

Así que la temporada de verano ha empezado con mal pie. Pero los trabajadores ya se lo esperaban. Ayer, en la Casa de Campo, ni siquiera prepararon el menú en la cafetería, que ayer estaba desierta.

La piscina principal de la Casa de Campo, prácticamente vacía por el mal tiempo.SANTI BURGOS
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