Las primeras pistas sobre Santiago del Valle

El sumario desvela la débil coartada del presunto asesino de Mari Luz

La mujer de Santiago del Valle sabe que cuando él está más nervioso de lo habitual, se frota mucho las manos. La tarde del 13 de enero en que desapareció Mari Luz Cortés en Huelva, Isabel García se percató de que las manos de su marido no se estaban quietas. Este detalle se lo contó a la policía tres días después, durante el interrogatorio al que la pareja fue sometida en Granada y cuyo contenido consta en los más de 600 folios de la parte del sumario cuyo secreto se ha levantado y que comprenden actuaciones realizadas hasta el 6 de marzo, un día antes de ser hallado el cadáver de la niña de c...

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La mujer de Santiago del Valle sabe que cuando él está más nervioso de lo habitual, se frota mucho las manos. La tarde del 13 de enero en que desapareció Mari Luz Cortés en Huelva, Isabel García se percató de que las manos de su marido no se estaban quietas. Este detalle se lo contó a la policía tres días después, durante el interrogatorio al que la pareja fue sometida en Granada y cuyo contenido consta en los más de 600 folios de la parte del sumario cuyo secreto se ha levantado y que comprenden actuaciones realizadas hasta el 6 de marzo, un día antes de ser hallado el cadáver de la niña de cinco años.

Isabel explicó a la policía de Granada que cuando Santiago retornó a casa eran las 16.30 -la misma hora en torno a la cual desapareció la chiquilla-. Según el relato de Isabel, Santiago no había estado en casa la media hora anterior, por lo que le preguntó intrigada dónde había ido. "A dar un paseo", le respondió. Las versiones dadas por la pareja ante la policía de Granada fueron contradictorias. Mientras que Isabel reconoció que, durante media hora, no tuvo idea de dónde se encontraban ni su marido ni Rosa del Valle -hermana de éste, dueña del piso donde los tres vivían y en prisión preventiva por el caso-, Santiago mantuvo que en ningún momento se había separado de su esposa aquella tarde. Los investigadores subrayaron la diferencia, pero, a pesar de las serias lagunas de su coartada, la policía no tenía pruebas o indicios que les incriminasen directamente, por lo que se les puso en libertad. Todavía quedaba tiempo para su detención en Cuenca y su ingreso en prisión.

Cuando Santiago declaró en Granada, ya era el principal sospechoso. Sus antecedentes penales relacionados con abusos sexuales, sus vagas explicaciones dadas a la policía el mismo día 13 y el hecho de vivir justo en mitad del último camino hecho presumiblemente por la niña le convertían en un candidato excelente.

La policía perfilaría poco a poco el boceto que tenían de Santiago, conociendo especialmente sus obsesiones por las crías. En este sentido, llama la atención una declaración que hace Rosa del Valle ante la policía el 23 de enero. Al parecer, a las dos o tres semanas de instalarse en su casa, Santiago le contó una historia muy extraña sobre una sobrina de Isabel García, de unos seis o siete años, que vivía con un familiar en Sevilla y a la que querían llevar a Huelva. Santiago quería aprovechar un "descuido" de este familiar para coger a la niña. En Huelva le "cambiaría el color del pelo, su apariencia y viviría con él". Durante un mes, según la hermana, el matrimonio insistiría en realizar este presunto secuestro que nunca se hizo. Semanas después, desapareció Mari Luz.

A pesar de que todas las miradas se centraban en Del Valle, la investigación iba a separarse en innumerables ramales abiertos por un crisol de testigos que sitúan a la pequeña en distintos puntos de España y otros países. O de sádicas llamadas pidiendo rescates millonarios por el falso secuestro de Mari Luz. Una de ellas amenaza con cortarle una oreja a la cría si no se accede a sus demandas. Los agentes no dejan cabos sueltos e investigan cada pista. Pero en el sumario siempre está presente la alargada sombra de Santiago del Valle.

"¿Dónde tengo a la niña metida?"

Santiago del Valle, tras declarar junto a su mujer en Granada, buscó la ayuda de sus hermanos en su huida de Huelva, donde temían las represalias de los vecinos de El Torrejón. El 17 de enero llamó a una hermana que vive en Valencia diciéndole que pensaban ir para allá. La hermana trató de disuadirles y le recomendó que se marchase a Cuenca. Durante la conversación, Del Valle dice que todo el tema de la desaparición de Mari Luz Cortés "es un ajuste de droga". Santiago le dice a su hermana que, en Granada, la policía había tratado de convencerles de que era culpable. "Bueno, si soy yo, ¿dónde tengo a la niña metida, en los bolsillos?", destaca la trascripción, que añade que Santiago se ríe. La casa y el coche de los Del Valle fueron registrados. Se recogieron muestras de la lavadora, de ropa hallada en un semisótano del bloque, del coche de la hermana y de un carrito de la compra.

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