Necrológica:

Salvador Debón Cortina, uno de los mejores artistas falleros

Fue el ganador de los seis primeros premios de la sección especial con sus monumentos de gravidez insólita

Su obra fue la consecuencia de un tránsito vital. Primero cursó Bellas Artes, luego se interesó por la escultura religiosa y finalmente descubrió su pasión en la construcción de fallas. Un trabajo que sólo abandonó a partir de 1973 para volver a la escultura en una empresa de cerámica decorativa. Fallecido de una dolencia cardiaca el pasado martes, 8 de abril, en Valencia a los 85 años de edad, Salvador Debón consiguió levantar unos monumentos que oscilaban entre el clasicismo más riguroso y la caricatura.

Aunque empezó a experimentar en 1947 con las fallas, esta ocupación artística no...

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Su obra fue la consecuencia de un tránsito vital. Primero cursó Bellas Artes, luego se interesó por la escultura religiosa y finalmente descubrió su pasión en la construcción de fallas. Un trabajo que sólo abandonó a partir de 1973 para volver a la escultura en una empresa de cerámica decorativa. Fallecido de una dolencia cardiaca el pasado martes, 8 de abril, en Valencia a los 85 años de edad, Salvador Debón consiguió levantar unos monumentos que oscilaban entre el clasicismo más riguroso y la caricatura.

Aunque empezó a experimentar en 1947 con las fallas, esta ocupación artística no se convirtió en principal hasta 1953. Cinco años después ya había construido su primera falla de sección especial.

Salvador Debón, nacido en Valencia en 1923, formó parte de la denominada "generación de oro", integrada también por Vicente Luna, Julián Puche y Juan Huerta. Una generación de artistas que, a finales de los años cincuenta, tomó el relevo a la quinta de Regino Mas, que había sido el principal referente en la construcción de catafalcos en los años treinta y cuarenta.

Con 25 monumentos levantados entre 1947 y 1972, Debón es el segundo artista más galardonado en la historia de las Fallas, con un total de seis premios en la sección especial. Artista de la caricatura, el humor grotesto, la estilización formal y la superposición de figuras, fue capaz de lograr en los monumentos una sensación de ingravidez insólita.

De entre todos sus obras falleras destaca la falla realizada en 1961 para la comisión de la plaza del doctor Collado con el lema Sí, sí...pero vaca en el que realizó como remate la figura de un demonio acompañada de unas espectaculares figuras humanas.

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