Necrológica:

Sergio Corrieri, actor cubano

Consideraba que el arte sirve para hacer la revolución

Sergio Corrieri comenzó a hacerse un hueco en la profesión de actor en los sesenta del siglo XX, años después de que Fidel Castro tomara el control de Cuba e instaurara el régimen comunista. Comenzó su carrera en el mundo del teatro, debutando a los 16 años. Desde joven, Corrieri se comprometió para siempre con la causa comunista. Según recuerda el diario oficial cubano Granma, el actor consideraba que "había que hacer arte con la revolución y para la revolución, arte de altos valores, y ser, al mismo tiempo como ciudadano, un soldado". Viviría fiel a estos principios durante toda su vi...

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Sergio Corrieri comenzó a hacerse un hueco en la profesión de actor en los sesenta del siglo XX, años después de que Fidel Castro tomara el control de Cuba e instaurara el régimen comunista. Comenzó su carrera en el mundo del teatro, debutando a los 16 años. Desde joven, Corrieri se comprometió para siempre con la causa comunista. Según recuerda el diario oficial cubano Granma, el actor consideraba que "había que hacer arte con la revolución y para la revolución, arte de altos valores, y ser, al mismo tiempo como ciudadano, un soldado". Viviría fiel a estos principios durante toda su vida. Por eso, en su obituario, Granma le despidía como "defensor de los valores del socialismo".

Su primer largometraje lo protagonizó a los 22 años. Se trataba de Cuba 58 (1962, Jorge Fraga), una reconstrucción de los días en que la revolución acabó con el régimen del dictador Fulgencio Batista. En 1964 se consagraría con un filme considerado mítico, aclamado décadas después por personalidades de la cultura como el director Martin Scorsese o el escritor Guillermo Cabrera Infante. Soy Cuba, dirigido por Mikhail Kalatozov, es un fresco sobre la vida en la isla en la época en que las guerrillas comunistas se hacen con el poder. En esta película, Corrieri se pone en la piel de ese "ciudadano soldado" con el que soñó un día, un guerrero en busca de su libertad y que ayuda a los comunistas a tomar el poder en la isla. En la época se tachó al largometraje de "poco revolucionario", aunque ahora se considera que su factura técnica fue todo un adelanto en la época.

Sería el trabajo del actor en el largometraje Memorias del subdesarrollo (1968, Tomás Gutiérrez Alea) el que cautivaría a la crítica de todo el mundo. En este filme, que comenzaría la era dorada de la cinematografía cubana, Corrieri interpreta a Sergio, un burgués cuya familia escapa a Miami en pos de la libertad, después de la fallida invasión norteamericana de la Bahía de Cochinos. Su personaje se convierte, en ese momento, es un espectador pasivo del triunfo de la revolución, justo el polo opuesto de lo que el actor quiso ser en vida.

El mismo año, Corrieri fundó el grupo de teatro Escambray, en la localidad rural de La Macagua. Su objetivo era poner en escena obras con las que adoctrinar a los ciudadanos, "llegar a la gente con elementos de juicio para que pudiesen entender su realidad y capaces entonces de operar sobre ella". Llevó a su compañía a todo el mundo, buscando difundir sus ideas sobre la revolución. Voló a Angola, a actuar para las tropas cubanas que se enfrentaron al ejército surafricano. Y se plantó en Nicaragua meses después del triunfo sandinista de 1979.

Diez años después dejó de actuar. Desde 1980 su fervor revolucionario había sido recompensado con puestos de importancia en el aparato del Partido Comunista. Fue delegado en el Primer Congreso del partido, miembro del Comité Central, diputado en la primera legislatura de la Asamblea Nacional, jefe del Departamento de Cultura del Comité Central del partido y, desde 1990, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.

Ocupó este cargo hasta el día de su muerte, el pasado 1 de marzo, trabajando por la imagen internacional de su país y generando atención sobre casos como el de los cinco cubanos que cumplen condena en Estados Unidos por dieciseis cargos, entre ellos participar en una red de espionaje, conspiración y asesinato.

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