Cartas al director

Cambios en Zimbabue

Robert Mugabe fue tiempo atrás considerado como un libertador, luchó contra el Gobierno supremacista blanco de Ian Smith, premier de Rodesia, nombre que tenía su país, en homenaje a Cecil Rhodes. En 1980 se produjo el cambio y Mugabe fue considerado en el mundo como un icono de libertad y esperanza, el nuevo país rebautizado como Zimbabue tenía las mayores cotas de escolarización del continente negro, todo parecía que iba a encaminar a este país a la senda del futuro y del progreso.

Pero algo se interpuso en el camino: la ambición de poder personalista de su líder, Mugabe, que de...

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Robert Mugabe fue tiempo atrás considerado como un libertador, luchó contra el Gobierno supremacista blanco de Ian Smith, premier de Rodesia, nombre que tenía su país, en homenaje a Cecil Rhodes. En 1980 se produjo el cambio y Mugabe fue considerado en el mundo como un icono de libertad y esperanza, el nuevo país rebautizado como Zimbabue tenía las mayores cotas de escolarización del continente negro, todo parecía que iba a encaminar a este país a la senda del futuro y del progreso.

Pero algo se interpuso en el camino: la ambición de poder personalista de su líder, Mugabe, que desde los ochenta domina la escena política con total despotismo; en el mero afán de mantenerse en el poder no dudó en azuzar los miedos contra la minoría blanca, a la cual persiguió y arrebató gran parte de sus propiedades. Se empobreció aún más la economía de su país, ya que las granjas que estaban en manos de antiguos colonos eran muy rentables, pero el presidente-libertador eligió a sus compatriotas blancos como cabeza de turco. En este contexto, recientemente se han llevado a cabo las elecciones que sin lugar a duda han estado impregnadas de corrupción, falta de transparencia, y pese a todo parecen haber dado la victoria a la oposición.

La incógnita que se vislumbrará durante las próximas semanas es si Mugabe renunciará al poder y de este modo este viejo elefante irá al cementerio político, donde debería estar desde hace años. De no hacerlo puede que estalle la situación, ya que Zimbabue es un país fallido, cerca del 30% de su población está infectada del VIH, la minoría europea abandona el país y la oposición, atemorizada, no se decide a plantar cara. La hegemonía de Suráfrica en la región y sus miedos al pasado hacen que no se permita una injerencia de las potencias europeas, dado el miedo a que desemboque en un enfrentamiento político dentro de la propia Suráfrica; así pues, la única esperanza está en el buen juicio de Mugabe, esperemos que este viejo líder deje paso al futuro a su pueblo.

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