Editorial:

Semana menos trágica

Los accidentes de tráfico se han reducido de forma significativa; siguen siendo demasiados

Habría que remontarse una década atrás para encontrar una cifra de muertos en carretera que, como la de esta Semana Santa, bajase del centenar, reduciendo en un 39% el balance con respecto al mismo periodo del año anterior. Los resultados son particularmente esperanzadores porque confirman la sostenida tendencia a la baja que ha venido registrándose, semana tras semana, durante los últimos tiempos. En cualquier caso, conviene no relajar la atención ni obviar el hecho dramático de que, pese a todo, la última operación salida se ha saldado con 63 fallecidos y 26 heridos graves. Cada una de estas...

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Habría que remontarse una década atrás para encontrar una cifra de muertos en carretera que, como la de esta Semana Santa, bajase del centenar, reduciendo en un 39% el balance con respecto al mismo periodo del año anterior. Los resultados son particularmente esperanzadores porque confirman la sostenida tendencia a la baja que ha venido registrándose, semana tras semana, durante los últimos tiempos. En cualquier caso, conviene no relajar la atención ni obviar el hecho dramático de que, pese a todo, la última operación salida se ha saldado con 63 fallecidos y 26 heridos graves. Cada una de estas víctimas representa por sí sola una tragedia contra la que tanto la Administración como los propios conductores deben seguir tomando medidas.

La reducción del número de muertos y heridos en carretera permite confirmar que las iniciativas adoptadas por el Gobierno han comenzado a dar resultados. Se están dejando notar, sin duda, los efectos preventivos del carné por puntos y la modificación del Código Penal, en el que se han introducido nuevos tipos delictivos relacionados con algunas de las principales causas de los accidentes, como el exceso de velocidad y el consumo de estupefacientes o alcohol. La sensibilización de los conductores también ha desempeñado un papel decisivo, como si la sociedad española hubiese decidido, por fin, reaccionar contra esta lacra, después de años conviviendo con la tragedia cotidiana de la carretera. En estos días festivos han concurrido, además, factores excepcionales como el mayor escalonamiento en las salidas e, incluso, una meteorología que podría haber hecho desistir de emprender viaje a muchos conductores. Esto último es fruto del azar, pero el escalonamiento en las salidas ofrece una experiencia que habría que incorporar al abanico de instrumentos para combatir los accidentes.

El seguimiento pormenorizado de lo que sucede en las carreteras está permitiendo constatar la persistencia de algunos factores de riesgo. El 15% de los fallecidos viajaba sin usar cinturón y han aumentado los motoristas fallecidos respecto del pasado año. Son datos que identifican los mensajes en los que deben seguir insistiendo las próximas campañas, lo mismo que el alto número de muertos y heridos registrado en carreteras secundarias. Al margen de que el Gobierno no puede frenar la inversión destinada a eliminar puntos negros en estos trazados, conviene insistir en que la multiplicación de autopistas y autovías puede estar influyendo en el olvido o la relajación de las prácticas de conducción en carreteras de un único carril por sentido.

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El balance de esta Semana Santa obliga a recordar, en cualquier caso, que una cosa son los motivos para la esperanza y otra, los motivos para la satisfacción. Confundir unos y otros podría provocar retrocesos en el empeño de que la carretera deje de ser uno de los principales escenarios de muerte en España.

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