Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL

Un nuevo test

Los acontecimientos de la pasada semana han supuesto un nuevo test para unos mercados financieros ya bastante castigados desde el inicio de las turbulencias financieras. Las nuevas medidas anunciadas por la Reserva Federal para hacer frente a las necesidades de liquidez del sistema financiero y el recorte de los tipos oficiales en 75 puntos básicos unido a la operación de compra de Bear Stearn han ido acompañadas de un fuerte repunte de la volatilidad en los mercados. Es más, entre los inversores y organismos internacionales hay una creciente percepción de que la agudización de la crisis podrí...

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Los acontecimientos de la pasada semana han supuesto un nuevo test para unos mercados financieros ya bastante castigados desde el inicio de las turbulencias financieras. Las nuevas medidas anunciadas por la Reserva Federal para hacer frente a las necesidades de liquidez del sistema financiero y el recorte de los tipos oficiales en 75 puntos básicos unido a la operación de compra de Bear Stearn han ido acompañadas de un fuerte repunte de la volatilidad en los mercados. Es más, entre los inversores y organismos internacionales hay una creciente percepción de que la agudización de la crisis podría traducirse en un mayor contagio desde la economía estadounidense a otras regiones desarrolladas y emergentes.

El año pasado, los emergentes habrían cerrado un año con cifras récord de entradas de capitales, a pesar del inicio de la crisis financiera

Hasta ahora, la factura que han pasado las turbulencias financieras a los emergentes es asumible. En el conjunto de los emergentes, el spread ha aumentado cerca de 125 puntos básicos en media, casi la cuarta parte de lo que ha aumentado el spread de la deuda corporativa de alto riesgo en EE UU o el Reino Unido. En definitiva, este comportamiento estaría reflejando una mejora en los fundamentos de estas economías (algunos estudios estiman que al menos el 80% del cambio en los niveles de spread de los emergentes se explica por fundamentos) y, por tanto, su menor vulnerabilidad ante choques externos.

El mapa se completa con la evolución de los flujos de capitales, una variable que en el pasado ocasionó serios problemas a las economías emergentes. La información en este frente llega con más retraso, pero de nuevo el balance no es desfavorable. El año pasado, los emergentes habrían cerrado un año con cifras récord de entradas de capitales, a pesar del desencadenamiento e intensificación de la crisis financiera.

Estas noticias son muy positivas, sobre todo si se comparan con las salidas de capitales de corto plazo que se produjeron en los países desarrollados y que han tenido también su traslación en un brusco parón en las operaciones de fusiones y adquisiciones. Desde principios de este año, no obstante, la tónica empieza a ser de cierta ralentización de las entradas de capitales de más corto plazo, según se desprende por ejemplo de las entradas en cartera (renta variable y renta fija). Éste es uno de los indicadores a seguir toda vez que podría marcar un punto de inflexión en las entradas de capitales más estables en estas economías.

Sonsoles Castillo pertenece al Servicio de Estudios de BBVA.

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