Ahogos y saliva negra

"Entreno en Madrid y hay días que se nota la contaminación, que te cuesta más respirar, que no te llega el oxígeno a los pulmones". Lo dice Chema Martínez, maratoniano, décimo del mundo y una de las grandes esperanzas españolas para la prueba reina del atletismo. "A veces al terminar, escupes, y sale negro".

Madrid no es Pekín. En Pekín, que en agosto acoge los Juegos Olímpicos, es peor. Los fondistas, los ciclistas y los triatletas serán los que más sufran su niebla contaminada. Sobre todo, aquellos que padezcan problemas respiratorios, como el etíope Haile Gebrselassie, el rey del mar...

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"Entreno en Madrid y hay días que se nota la contaminación, que te cuesta más respirar, que no te llega el oxígeno a los pulmones". Lo dice Chema Martínez, maratoniano, décimo del mundo y una de las grandes esperanzas españolas para la prueba reina del atletismo. "A veces al terminar, escupes, y sale negro".

Madrid no es Pekín. En Pekín, que en agosto acoge los Juegos Olímpicos, es peor. Los fondistas, los ciclistas y los triatletas serán los que más sufran su niebla contaminada. Sobre todo, aquellos que padezcan problemas respiratorios, como el etíope Haile Gebrselassie, el rey del maratón, que ha anunciado que no correrá esa prueba en los Juegos para no arriesgar su salud debilitada por el asma.

La explicación es sencilla. Cuando un atleta va a tope, el cuerpo le pide oxígeno -"respiras por todas partes", en palabras de Martínez-, se convierten en verdaderas aspiradoras humanas. Si el aire está contaminado, beberá además un montón de partículas nocivas para la salud. La principal consecuencia serán dificultades respiratorias. "El deportista sufrirá ahogos", vaticina Emilio Sánchez, responsable médico de los triatletas españoles.

Uno de ellos, Javier Gómez Noya, compitió en septiembre pasado a unos 40 kilómetros de Pekín. Y ganó. "No noté ningún problema respiratorio, aunque fue una carrera dura. El ambiente me resultó pesado por la humedad y el calor", reconoce el gallego.

Los atletas pueden engañar a sus cuerpos para que rindan con calor húmedo, pero no pueden entrenarse en contaminación. "¡La única manera sería que se pusieran a correr detrás de un autobús!", dice de forma gráfica el médico de la federación de triatlón.

La mayoría tampoco quiere ni oír hablar de competir con máscaras para protegerse de la contaminación, como se han planteado algunas delegaciones. Para Martínez, que de vez en cuando corre con una de papel, "resulta muy incómoda. Se moja, no está preparada para filtrar la cantidad de aire que tragamos". "Me agobiaría más", dice Gómez Noya.

El maratoniano no ha competido en Pekín, pero ha hablado con muchos compañeros, atletas y de otras disciplinas, y no sabe a qué atenerse. "Quiero creer que la situación no es tan grave y que en agosto estará arreglado".

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