Análisis:Cosa de dos

Conjuras

Tiempo de aparente tregua, de vacaciones forzosas, de planificación estratégica de los nuevos frentes para pillar de una puta vez el ansiado poder, de tragarse educadamente los sapos que engendra la derrota. Ha parado el griterío, el navajeo trapero, la obsesiva demonización del otro. El único olor a pólvora, a cisma sangriento y a inminente guerra civil que se percibe dentro del machacado ejército pepero. La meliflua y ambiciosa dama marrón (porque rubia no es) Esperanza Aguirre lanza a sus gladiadores más salvajes a por la yugular del humillado emperador Rajoy, exigiéndole el destierro en no...

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Tiempo de aparente tregua, de vacaciones forzosas, de planificación estratégica de los nuevos frentes para pillar de una puta vez el ansiado poder, de tragarse educadamente los sapos que engendra la derrota. Ha parado el griterío, el navajeo trapero, la obsesiva demonización del otro. El único olor a pólvora, a cisma sangriento y a inminente guerra civil que se percibe dentro del machacado ejército pepero. La meliflua y ambiciosa dama marrón (porque rubia no es) Esperanza Aguirre lanza a sus gladiadores más salvajes a por la yugular del humillado emperador Rajoy, exigiéndole el destierro en nombre del victorioso futuro de la sagrada casa familiar. Pero éste se carga de valor, se pone chulo y le cuenta a los killers mediáticos que ni muerto le van a sacar del palacio. ¿Y el deprimido Gallardón, el que antes se iba pero que ahora se queda, el que ha practicado la política desde el parvulario, el traidor que compadrea y guarda la etiqueta con el abominable rojerío? Pues a ver qué pasa, a ver quién gana, a ver qué le conviene.

Zapatero está tan contento que no necesita ni expresión de sobrado. El talante, al que acusaban de impostura, resulta que ha arrasado a los profetas del apocalipsis. Hasta Sarkosy, hasta Bush, hasta los banqueros que controlan la economía mundial felicitan al suave socialdemócrata. Cómo le tienen que rechinar los dientes a Aznar, al que hacía sonrojantes piececitos con el Emperador en su rancho, convencidos de que se iban a zampar Irak de un bocado y que serían bendecidos por la Historia.

Zapatero, con inconfundible sensación de karma, asegura como primordial en su futura jefatura la creación de empleo, especialmente para sus amadas mujeres, ésas a las que dirigía su azul, honesta y desarmante mirada en los debates de la tele. Imagino que se refiere a empleo basura, el que maquilla el paro real, el que asegura las intocables ganancias de los de siempre.

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