PATÉ DE CAMPAÑA

Un cocodrilo, un voto

Menschen, Tiere, Sensationen! ¡Hombres, fieras, sensaciones!, rezaba el eslogan del gran circo alemán Sarrasani. El circo y la campaña electoral, ¡cuántas similitudes! En ambos hay equilibristas, contorsionistas, domadores, magos de grandes illusions y grands trucs, hombres-bala y payasos. También en el circo tenemos el más difícil todavía, la loi du cirque -the show must go on: ¡que se lo digan a Duran!-, la fausse entrée y el chef de piste.

Animado por la comparación, quise pulsar la marcha de la campaña en el mundo del circo y contacté...

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Menschen, Tiere, Sensationen! ¡Hombres, fieras, sensaciones!, rezaba el eslogan del gran circo alemán Sarrasani. El circo y la campaña electoral, ¡cuántas similitudes! En ambos hay equilibristas, contorsionistas, domadores, magos de grandes illusions y grands trucs, hombres-bala y payasos. También en el circo tenemos el más difícil todavía, la loi du cirque -the show must go on: ¡que se lo digan a Duran!-, la fausse entrée y el chef de piste.

Animado por la comparación, quise pulsar la marcha de la campaña en el mundo del circo y contacté con una vieja amiga que me pareció que tendría razones para opinar de política: la domadora de cocodrilos. Ida Casu se vio forzada a abandonar con sus reptiles el Circo Universal, instalado en el Fórum, a causa de la normativa municipal sobre animales exóticos. Y le incautaron un ejemplar protegido.

¿Qué tal el circo? "En este momento es un arte en crisis, por culpa de que hay demasiadas leyes, prohibido esto, prohibido lo otro, especialmente en Cataluña: lo prohíben todo. Mi familia y yo no podemos trabajar en Cataluña". La señora Casu nació en Cerdeña, pero está nacionalizada y puede votar aquí. "Que seamos o no legales depende del partido, cuando mandaba CiU nunca tuvimos ningún problema. Todo ha cambiado con ERC. Todo viene de ahí". No obstante, la domadora no quiere revelar sus intenciones de voto. ¿Esquerra?, provoco. "Creo que los cocodrilos preferirían a CiU", ríe la dompteuse. Pero, luego, al preguntarle por la ideología de la pista, se pone seria: "Bajo la carpa cabe todo el mundo, la gente del circo tiene opciones políticas muy diversas, aunque parezca un ambiente muy bohemio. Yo misma votaré no tanto por mis intereses personales como por mis convicciones".

Seguiríamos hablando de política -al cabo, esto es un paté, aunque de cocodrilo-, pero madame Casu me explica que a su marido le pegó una vez un bocado brutal una pitón reticulada - "le arrancó todo el pecho"- y nos ponemos a conversar de los gajes del oficio. Ella tiene 60 años, dejó el trapecio a los 40 porque no le veía futuro y se pasó a los cocodrilos, pues, dice, siempre le gustaron los animales y con los saurios se puede seguir "mientras el cuerpo aguante". Importó caimanes y se puso manos a la obra con su marido -pese a que a él cabría imaginarlo escamado de por vida-. En la pista, Ida era Karin Diers. Ahora el número ha pasado al hijo de ambos, pero ella sigue mimando a los cocodrilos. "Tengo muy buena mano con ellos", asegura. ¿Y con los políticos?, me atrevo a preguntar. "¡Ah, ojalá se pudieran domar!".

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