Crónica:OPINIÓN

Carne picada

En la primera era de la crispación (1993 a 1996: el PSOE gobernaba y el PP utilizó todo para conseguir su desalojo), Manuel Vicent advirtió, en una extraordinaria columna, de que cualquiera era susceptible de convertirse en carne picada, dentro de la batalla política. En la segunda era de la crispación (2004 a 2008: el PSOE gobierna y el PP ha utilizado todo para lograr su descrédito) se repite la estrategia.

Después de intentar triturar órganos como el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial, o desprestigiar la sanidad pública en la Comunidad de Madrid, ha llega...

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En la primera era de la crispación (1993 a 1996: el PSOE gobernaba y el PP utilizó todo para conseguir su desalojo), Manuel Vicent advirtió, en una extraordinaria columna, de que cualquiera era susceptible de convertirse en carne picada, dentro de la batalla política. En la segunda era de la crispación (2004 a 2008: el PSOE gobierna y el PP ha utilizado todo para lograr su descrédito) se repite la estrategia.

Después de intentar triturar órganos como el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial, o desprestigiar la sanidad pública en la Comunidad de Madrid, ha llegado la hora de las instituciones económicas. No les importó que la presidenta del Instituto Nacional de Estadística (INE), Carmen Alcaide -una excelente profesional-, hubiera sido nombrada para el puesto por Rodrigo Rato, en el año 2000. Cuando hace unos días el INE avanzó que el PIB español había crecido un 3,8% en 2007, el secretario de Economía y Empleo del PP, Miguel Arias Cañete, no pudo impedir la mueca de desagrado, pidió "prudencia" al publicar datos en periodo electoral y expresó sus dudas sobre las cifras del indicador de crecimiento avanzado. Pero ese mismo día, la mayoría de los países europeos anunciaba la misma nota (siguiendo las instrucciones de la oficina de estadísticas de la UE), y pocas fechas después los datos avanzados se convirtieron en definitivos. El INE hizo público el primer comunicado de su historia, desde su creación en 1945, defendiendo su independencia.

Después de intentar el desprestigio de la justicia o la sanidad, ahora toca a las instituciones económicas

Apenas una semana después, el portavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, declaraba que el Banco de España estaba tolerando situaciones delicadas en bancos y cajas para evitar que hubiese escándalos antes de las elecciones generales. Para que no hubiese error, un día después Zaplana remató que "sin duda, sin duda" había problemas económicos en las instituciones financieras españolas. El PP trataba de dar una patada en la credibilidad del Banco de España, en el trasero del sector financiero privado, lo que no deja de ser peculiar en un partido de derechas.

La respuesta no se hizo esperar. El vicepresidente económico del Gobierno acusó al PP de "desleal"; el Banco de España, por boca de su director general de Supervisión, Javier Aríztegui, declaró que "las entidades españolas están en una posición sólida para superar la actual coyuntura y no hay ninguna base para sembrar una inquietud injustificada respecto a la salud del sector"; la patronal bancaria (AEB) indicó que "la crisis crediticia es un fenómeno externo y extraño a la banca española, cuya solvencia no se ha visto afectada", y el presidente de la patronal de las cajas, Juan Ramón Quintás, dijo tajante: "No hay ninguna caja en situación crítica ni delicada... es una barbaridad todas las intoxicaciones que se están diciendo".

Las instituciones, carne picada a cualquier precio. La incertidumbre generada de modo artificial, como profecía autocumplida. La estrategia de la crispación. -

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