ELECCIONES 2008 | Precampaña electoral

Gallardón concede una tregua y abraza a Aguirre tras una llamada de Génova

Primer acto con Rajoy y la presidenta tras la exclusión del alcalde de las listas

Tras años de guerra fría, Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre habían dejado atrás las medias tintas. Ambos han protagonizado un mes y tres días de abierto combate dialéctico. Pero ayer llegó la tregua, tan inesperada como todas, con un abrazo entre los dos frente a Mariano Rajoy. Como es habitual, nadie sabe tampoco cuánto durará. Aunque el hecho de que se produzca sólo tres días antes del inicio de la campaña hace pensar que, al menos hasta las elecciones, el armisticio resistirá.

Rajoy y Aguirre había convocado a la prensa en Pozuelo, municipio residencial de Madrid, para prese...

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Tras años de guerra fría, Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre habían dejado atrás las medias tintas. Ambos han protagonizado un mes y tres días de abierto combate dialéctico. Pero ayer llegó la tregua, tan inesperada como todas, con un abrazo entre los dos frente a Mariano Rajoy. Como es habitual, nadie sabe tampoco cuánto durará. Aunque el hecho de que se produzca sólo tres días antes del inicio de la campaña hace pensar que, al menos hasta las elecciones, el armisticio resistirá.

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Rajoy y Aguirre había convocado a la prensa en Pozuelo, municipio residencial de Madrid, para presentar el programa de deportes y hacerse fotos con sus famosos: Emilio Butragüeño, Lolo Sáinz, Marta Domínguez, Niurka Montalvo, Abel Antón...

En la agenda del PP sólo figuraban como intervinientes Rajoy, Aguirre, Domínguez y el alcalde de Pozuelo, Jesús Sepúlveda. Pero entonces corrió el rumor. Gallardón no sólo iba a ir, sino que iba a hablar.

Las cámaras filmaron la llegada de los tres, todos juntos como si no hubiera pasado nada en la planta séptima de Génova, en la sala de maitines, el lugar en el que el pasado 15 de enero Aguirre se ofreció a dimitir y Gallardón fue excluido por Rajoy.

Como casi siempre en política, todo se había cocinado antes. A primera hora de la mañana, el equipo del alcalde había comunicado a la dirección nacional su intención de acudir al acto, de forma totalmente inesperada. El entorno de Rajoy comunicó entonces a la gente de Gallardón que si iba, el alcalde tenía que hablar. Fue esa imposición, que el alcalde aceptó, la que forzó la escena de reconciliación. Aparente, no real, porque la brecha personal entre ambos es de tal calibre que todos los que les acompañan asumen que ya es imposible de cerrar.

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Gallardón se subió al estrado animoso. Rodeado de niños judokas, habló de la candidatura olímpica de Madrid 2016. "Vengo a dar las gracias a mi partido y a mi presidente porque la candidatura de Madrid cuenta con el apoyo del PP y de Rajoy".

Eran las primeras palabras amables hacia el líder que decidió dejarle fuera del Congreso e impedir así que estuviera bien colocado para la sucesión en caso de derrota. Y llegaban por sorpresa, sólo 24 horas después de ser centro de la polémica de nuevo por compararse con Raúl, el futbolista, también excluido de una lista, la de la selección nacional.

"Vamos a apoyar todos la candidatura de Mariano", continuó el alcalde, muy aplaudido. Y así, en medio de una tensión difícil de disimular, Gallardón se volvía a su silla. Pero una vez más, como casi siempre, se cruzó en su camino Esperanza Aguirre, la siguiente oradora. Se plantó frente a él y con una gran sonrisa le espetó: "No me has presentado". Azorado, Gallardón se llevó las manos a la cabeza. "Uy, es verdad", se leyó en sus labios. Y se volvió corriendo al estrado, con aspavientos de despistado.

"Tan emocionado estaba con lo de la candidatura y lo de Mariano, que he olvidado hacer algo que os puedo asegurar lo hago y con placer, presentar a mi compañera, presidenta del partido en Madrid y presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre". Las tribunas se caían en un atronador aplauso. Era la prueba definitiva de que el acto de la mañana, la inauguración de un intercambiador al que por protocolo tenían que acudir los dos, no era un espejismo. Allí se dieron un beso. En Pozuelo, un largo abrazo, que casi parecía sincero entre el entusiasmo de los suyos.

Aguirre subió al estrado y evitó cualquier loa al alcalde pero no los dobles sentidos. "El deporte enseña a ganar sin arrogancia y a perder reconociendo el mérito del adversario. Y los valores del juego limpio, del trabajo duro y del compañerismo".

Rajoy cerró la faena con agradecimientos a Gallardón y guiños incluso a su mano derecha, Manuel Cobo. "Gracias al alcalde de Madrid por su presencia. Apoyaremos como un solo hombre a Alberto Ruiz-Gallardón y a Manuel Cobo (su mano derecha), que sabe mucho del tema y que le ha dedicado muchas horas".

Ya no se volverán a cruzar los tres hasta el cierre de campaña. Pero la dirección del PP puede respirar tranquila unos días. El enfrentamiento entre Gallardón y Aguirre, que ha ofrecido titulares casi diarios en el último mes, parece destinado a permanecer en barbecho, esperando tiempos mejores o peores, los de después del 9 de marzo.

Ha sido tras la inauguración del intercambiador de Moncloa.Vídeo: ATLAS

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