Las muertes suben un 65% en Vigo con altas temperaturas

Las olas de calor, uno de los fenómenos que se multiplican con el cambio climático, no matan sólo al marisco. Un estudio presentado ayer por Margarita Taracido y Adolfo Figueiras, de la Universidad de Santiago, demuestra que las altas temperaturas incrementan las muertes en las ciudades gallegas entre un 10% y un 65%, dependiendo de la urbe. Vigo es el municipio donde los termómetros son más mortíferos: varios días con una media de 32 grados centígrados provoca un 65% más de fallecimientos.

La relación entre calor y mortalidad varía según la ciudad, ya que una misma marca en los termóme...

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Las olas de calor, uno de los fenómenos que se multiplican con el cambio climático, no matan sólo al marisco. Un estudio presentado ayer por Margarita Taracido y Adolfo Figueiras, de la Universidad de Santiago, demuestra que las altas temperaturas incrementan las muertes en las ciudades gallegas entre un 10% y un 65%, dependiendo de la urbe. Vigo es el municipio donde los termómetros son más mortíferos: varios días con una media de 32 grados centígrados provoca un 65% más de fallecimientos.

La relación entre calor y mortalidad varía según la ciudad, ya que una misma marca en los termómetros no tiene los mismos efectos sobre el cuerpo humano en todos los entornos geográficos. Una temperatura media continuada de 30 grados sólo incrementa las muertes en un 10% en Santiago, mientras que en Lugo las eleva un 15% y en Ourense, un 50%. Investigaciones internacionales han constatado también que el calentamiento del planeta incrementa los daños en la piel y en los ojos, agrava las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, y multiplica la incidencia de las dolencias transmitidas a través del agua y los insectos.

Además de la salud, los científicos gallegos han encontrado evidencias del cambio en el campo y la agricultura. Francisco Díaz-Fierros, catedrático de Edafoloxía de la Universidad de Santiago, asegura que la vendimia en la provincia de Pontevedra se ha adelantado entre 15 y 30 días en los últimos 30 años y que lo mismo ha ocurrido con la floración. Para este investigador, estos datos, unidos al hecho de que los días de nieve han disminuido hasta un 30% en el interior de Galicia en el último medio siglo, demuestran que el fenómeno al que se enfrenta el planeta no es una quimera.

Pero no todos los estudios encargados por la Xunta arrojan resultados claros. Díaz-Fierros ha analizado la evolución de los caudales de los ríos en las últimas décadas y ha hallado dos tendencias dispares. Mientras en la cuenca atlántica de Galicia-Costa la cantidad de agua que llevan los cauces va a más, en la de Miño-Sil se reduce.

Otros investigadores expusieron sus dificultades para confirmar si las variaciones detectadas son fruto del cambio climático o de la acción humana. Greenpeace presentó ayer un estudio que sitúa el principal punto de contaminación de Galicia en las plantas de Ence y Elnosa, en la ría de Pontevedra. El colectivo asegura que sus emisiones de mercurio y organoclorados atacan los bancos de marisco.

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