Crónica:LA CALLE | No funciona

Bancos con futuro

La línea 5 del metro se está renovando, al menos en parte. Por ejemplo, en la estación de Diagonal. Dentro de un tiempo será una maravilla, dice el Gobierno catalán. Es curioso que todo lo bueno sea siempre cosa del porvenir. ¿No estaría bien algún anticipo del paraíso?

El caso es que en la estación de Diagonal de la línea 5 han puesto unos cuantos bancos nuevos, según coinciden en explicar diversos lectores, todos con complejo de bajitos. Para que se siente el personal que espera el metro, que, según las horas, tiene que aguardar bastante. Pero son unos bancos altos, muy altos. Más alt...

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La línea 5 del metro se está renovando, al menos en parte. Por ejemplo, en la estación de Diagonal. Dentro de un tiempo será una maravilla, dice el Gobierno catalán. Es curioso que todo lo bueno sea siempre cosa del porvenir. ¿No estaría bien algún anticipo del paraíso?

El caso es que en la estación de Diagonal de la línea 5 han puesto unos cuantos bancos nuevos, según coinciden en explicar diversos lectores, todos con complejo de bajitos. Para que se siente el personal que espera el metro, que, según las horas, tiene que aguardar bastante. Pero son unos bancos altos, muy altos. Más altos que los tipos de interés bancario de los años ochenta (que llegaron al 18%). Los ha puesto la empresa GISA (Gestión de Infraestructuras, SA), que depende del Gobierno catalán. Y los ha puesto para el futuro. En dos sentidos. El primero es que, se supone, en el futuro los catalanes serán más altos. Con suerte, crecerán 20 o 25 centímetros más de media y conseguirán sentarse en esos bancos y que los pies les toquen en el suelo. Ahora no ocurre.

El segundo proyecto de futuro es que, dentro de un tiempo, se elevará el suelo de la estación. Con lo cual, los catalanes que no hayan crecido todos esos centímetros, igual consiguen que los pies les lleguen al suelo.

Esta segunda opción de futuro es la explicación que da Política Territorial para explicar por qué ahora la gente que se sienta (poca, porque la estación sigue en obras y hay pocos bancos) está tan incómoda en esos bancos. "Se han instalado provisionalmente. Dentro de un tiempo, cuando se eleve el suelo, la altura será la idónea", señala un portavoz del Gobierno catalán.

Hay ahora unos edificios que se denominan inteligentes, aunque, cuando funcionan, no se debe a la inteligencia del ladrillo, sino a la del arquitecto o ingeniero que ha planificado la instalación. Sucede que a veces el edificio es inteligente, pero el arquitecto no lo es tanto. Y el resultado es la incomodidad del usuario. Alguien debió de prever en GISA que era mejor instalar los bancos una vez elevado el suelo y no a la inversa.

Para quejas sobre las administraciones y empresas públicas deben dirigirse a catalunya@elpais.es a la atención de Francesc Arroyo.

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