El casco del barco "estaba perfecto", afirma su astillero

El Cordero estuvo los 15 primeros días del año, antes de hacerse a la mar el pasado lunes, víspera del trágico naufragio que dejó cinco víctimas, en un astillero de O Freixo, en el municipio coruñés de Serra de Outes, para someterse a pequeñas reparaciones y ser repintado. "El casco del barco estaba perfecto, completamente estanco", aseguró el responsable del astillero, José Lago.

En su opinión, "está descartada" la posibilidad de que la estructura de este arrastrero, construido en 1998, padeciese alguna corrosión que, por la fuerza del temporal de la noche de su hundimiento, die...

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El Cordero estuvo los 15 primeros días del año, antes de hacerse a la mar el pasado lunes, víspera del trágico naufragio que dejó cinco víctimas, en un astillero de O Freixo, en el municipio coruñés de Serra de Outes, para someterse a pequeñas reparaciones y ser repintado. "El casco del barco estaba perfecto, completamente estanco", aseguró el responsable del astillero, José Lago.

En su opinión, "está descartada" la posibilidad de que la estructura de este arrastrero, construido en 1998, padeciese alguna corrosión que, por la fuerza del temporal de la noche de su hundimiento, diese lugar a una vía de agua. "Le llevo dando vueltas y vueltas a tratar de buscar el porqué un barco como éste pudo irse de esa manera a pique y sigo sin encontrarle explicación", indica Lago.

La incógnita sobre las razones del naufragio sigue intacta, aunque la probabilidad de un fatídico golpe de mar, en las condiciones meteorológicas tan adversas como las de la noche del suceso, es el que cobra fuerza, así como la hipótesis de que por un descuido de la tripulación quedase abierta a bordo alguna puerta, como la que da acceso a los camarotes o la toba de desperdicios, por la que se colaría el agua y provocase el hundimiento tan rápido del pesquero tras escorarse de popa.

Ausencia de controles

El presidente de la Asociación Española de Marina Civil, José Antonio Madiedo, apunta a a la ausencia de controles rigurosos sobre la estabilidad de los barcos, causa de otros recientes naufragios frente a las costas gallegas como el de O Bahía, en 2004, o el Siempre Casina, al año siguiente. Al Cordero se le cambió el motor en la pasada primavera, asegura Madiedo. "¿Con qué garantías se le hizo las pruebas de estabilidad tras esta reforma? Un informe reciente apunta que hay más de 2.000 barcos en la flota gallega cuyas características reales no se corresponden con las oficiales", destaca este ex director general de Marina Mercante. Y subraya que el historial de naufragios en los últimos 10 años relacionados con la estabilidad del buque "es impresionante".

A raíz del hundimiento del O Bahía, Siempre Casina o el Nuevo Pepita Aurora, ocurrido en Barbate, los ministerios de Pesca, Trabajo y Fomento realizaron investigaciones sobre la estabilidad que dieron lugar a un real decreto que, desde el 1 de septiembre, incluye nuevas normas de gestión y manejo a bordo.

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