Cartas al director

Miserables

Una vez más, la banda terrorista ETA ha actuado. En esta ocasión, a la vieja y macabra usanza: el cobarde tiro en la nuca. Lo que no ha cambiado es la condición de sus víctimas: otra vez, se trata de ejemplares cumplidores del deber, Raúl Centeno y Fernando Trapero.

Soy hija, nieta, hermana, tía y sobrina de guardias civiles, y fue un austero cuartel de este benemérito cuerpo lo primero que vieron mis ojos al nacer, en aquella mi querida tierra vasca. Por ello, se agolpan en mi mente y en mi alma tantos sentimientos de orgullo y de dolor contenido, pero también de repulsa -que no odio- ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Una vez más, la banda terrorista ETA ha actuado. En esta ocasión, a la vieja y macabra usanza: el cobarde tiro en la nuca. Lo que no ha cambiado es la condición de sus víctimas: otra vez, se trata de ejemplares cumplidores del deber, Raúl Centeno y Fernando Trapero.

Soy hija, nieta, hermana, tía y sobrina de guardias civiles, y fue un austero cuartel de este benemérito cuerpo lo primero que vieron mis ojos al nacer, en aquella mi querida tierra vasca. Por ello, se agolpan en mi mente y en mi alma tantos sentimientos de orgullo y de dolor contenido, pero también de repulsa -que no odio- hacia tanto miserable que nos rodea. Porque malditos y miserables son todos los asesinos terroristas que continúan golpeando nuestra patria. Pero, por desgracia, no son los únicos. Miserables son todos aquellos grupos vascos de siglas cambiantes y esquivas que sostienen política y socialmente a la banda terrorista ETA. Quienes contribuyen con su apoyo, sus algaradas o sus recursos económicos al sostenimiento del entramado terrorista. Los que, con fondos públicos, mantienen o sustentan colectivos del entorno de ETA y alientan y fomentan el odio entre los niños y jóvenes vascos. Miserables todos aquellos -y créanme que son muchos- que hoy se dan golpes de pecho, pero durante largo tiempo sonrieron furtivamente o, cuando menos, se encogieron de hombros ante el asesinato de tantos guardias civiles.

Miserables, en fin, los que han obtenido, pretenden obtener ahora o buscarán en un futuro alcanzar algún tipo de rédito político con la sangre de un guardia civil.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En