Reportaje:

Pescadores de secano

Más de 400 marineros de Barbate afrontan tres meses de parada biológica

El puerto de Barbate (Cádiz) está tranquilo, pero la Casa del Mar bulle de actividad. El tercer hogar de los pescadores, tras la mar y su propia casa, se llena cada día de marineros que se pierden fuera de sus barcos. Afrontan un paro biológico de tres meses que pretende contribuir a la regeneración de las especies marinas, pero que tiene su consecuencia más inmediata en el aumento de cafés y cervezas que se sirven en el bar de la cofradía.

Entre los habituales, Salvador Sánchez, tripulante del cerquero Siempre Virgen de Regla, que comparte charla y desayuno con sus compañeros. "...

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El puerto de Barbate (Cádiz) está tranquilo, pero la Casa del Mar bulle de actividad. El tercer hogar de los pescadores, tras la mar y su propia casa, se llena cada día de marineros que se pierden fuera de sus barcos. Afrontan un paro biológico de tres meses que pretende contribuir a la regeneración de las especies marinas, pero que tiene su consecuencia más inmediata en el aumento de cafés y cervezas que se sirven en el bar de la cofradía.

Entre los habituales, Salvador Sánchez, tripulante del cerquero Siempre Virgen de Regla, que comparte charla y desayuno con sus compañeros. "Por un lado, es como tomarse unas vacaciones, pero sabes también que hace falta el dinero, que hay necesidades". Los paros están subvencionados. Este año, cada marinero cobrará 36 euros por día en tierra. Entre el pago y algo que tenía guardado por previsión, Salvador Sánchez confía en poder superar estos meses. Los problemas vienen cuando el cobro se retrasa: "Nos han prometido que el primero será el 15 de diciembre, pero hay años que hemos tenido que esperar más de dos meses a que nos pagara la Junta de Andalucía".

Por eso, muchos marineros aprovechan estos meses para buscar alternativas laborales: pequeñas chapuzas, ayudar a algún familiar en un negocio... Sánchez, los sábados, acorta su visita a la Casa del Mar para ir al campo de unos parientes. Allí recolecta patatas que después vende un familiar: "El otro día sacamos 40 cajas de 25 kilos". No es un negocio, asegura que no saca dinero, pero al menos cambia su rutina y se entretiene.

El resto de sus días los pasa entre los cafés con los amigos y las tardes con su familia. Su mujer, Leo Benítez, respira cuando está en casa: "Estás más tranquila, no te preocupas cuando oyes tormenta", aunque reconoce que tres meses es "demasiado tiempo". "No es lo mismo coger todas las semanas tu dinero, que tener que esperar a una ayuda. Yo trabajo de limpiadora en la Casa del Mar, y mi madre también nos echa una mano, pero no es lo mismo". Por lo que pueda venir, de momento ni ella ni su marido han pedido nada por Reyes. El paro biológico coincide con una de las fechas más consumistas, y hay que evitar caer en la tentación.

Sus hijos, sin embargo, no parecen dispuestos a apretarse el cinturón. Antonio Jesús, de 11 años, espera conseguir este año una consola Play Station 3. Su hermano Manuel, de 16, ya ha pedido una moto. No es un capricho, es que más adelante quiere ser mecánico de competición. Lo de echarse a la mar, ni lo piensa. "De pequeño a lo mejor sí me hacía ilusión, pero ya no. Sobre todo después de lo que pasó este año con el barco". Manuel se refiere al naufragio del Nuevo Pepita Aurora, en septiembre. La tragedia, en la que fallecieron ocho de los 16 tripulantes, ha dejado huella en los marineros de Barbate: "Ahora vamos con más respeto, tenemos más cuidado. Y también hemos cogido este paro con más ganas".

El próximo 15 de febrero, Salvador Sánchez tendrá que volver a pescar. Con el recuerdo de quienes perdieron su vida, pero resignado a que sólo la mar le permite mantener su familia a flote.

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