Crítica:POP | Rufus Wainwright

Amor y desmesura

El Diccionario de la Real Academia define desmesura como 'descomedimiento', o sea, falta de mesura. No define acto social, pero todo el mundo sabe lo que significa la combinación de ambas palabras. Tampoco especifica cómo se llamaba el esclavo que susurraba a oídos del victorioso general romano "recuerda que eres mortal" cuando éste entraba triunfal en la ciudad tras una campaña incontestable. Pero la cuestión es que viendo a Rufus Wainwright en el Auditori se pudo pensar que este artista desconoce la mesura, necesitaría a alguien que le recordase que no siempre es genial y que, ...

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El Diccionario de la Real Academia define desmesura como 'descomedimiento', o sea, falta de mesura. No define acto social, pero todo el mundo sabe lo que significa la combinación de ambas palabras. Tampoco especifica cómo se llamaba el esclavo que susurraba a oídos del victorioso general romano "recuerda que eres mortal" cuando éste entraba triunfal en la ciudad tras una campaña incontestable. Pero la cuestión es que viendo a Rufus Wainwright en el Auditori se pudo pensar que este artista desconoce la mesura, necesitaría a alguien que le recordase que no siempre es genial y que, de paso, le sugiriese que lo suyo más que un concierto ya entra en el capítulo del acto social.

Estuvo casi tres horas en el escenario, demasiado porque su nuevo disco no dispone de suficiente material. Cantó con su madre, apeló a temas de Judy Garland, se cambió varias veces de vestuario y se mostró tan simpático como de costumbre. Maravillosa su voz, no dudó en exhibirla sin microfonía en un tema de origen folk, y en un gesto de aplastante seguridad en sí mismo, desplazó el material de sus discos precedentes al banquillo. Vive el presente, pareció decir.

Rufus Wainwright.

Auditori. Barcelona, 4 Noviembre 2007.

Problema. Sus nuevas canciones no son tan buenas como las precedentes, y sus elaborados arreglos se tornan prolijo oropel artificioso. Otro problema: Rufus está tan seguro de sí mismo que parece incapaz de localizar sus deslices (y su último disco es irregular). Tercer problema: como su maravilloso personaje resulta fascinante y provocador, del público sólo puede esperar ciega adhesión, adhesión que un día, de repente, puede desembocar en el olvido. Porque nada más inestable que un amor apasionado, ciego y juvenil. El que Rufus recibe hoy en día.

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