La superficie incendiada se reduce un 90% respecto a la media de la última década

Suárez Canal considera "esperanzadores" los resultados de la campaña de prevención

Los incendios forestales y la superficie quemada se han reducido de forma notable durante la campaña de peligro alto, ya no con respecto al año negro de 2006, sino en comparación con los nueve años anteriores. Hasta el 30 de septiembre pasado se declararon 1.689 incendios que arrasaron 2.859 hectáreas, según los datos difundidos ayer por la Consellería do Medio Rural, lo que supone una rebaja del 83,79% y del 90,48%, respectivamente, respecto al período 1997-2005. El conselleiro Alfredo Suárez Canal calificó los datos de "esperanzadores".

La lluvia ha dejado de ser la explicación oficia...

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Los incendios forestales y la superficie quemada se han reducido de forma notable durante la campaña de peligro alto, ya no con respecto al año negro de 2006, sino en comparación con los nueve años anteriores. Hasta el 30 de septiembre pasado se declararon 1.689 incendios que arrasaron 2.859 hectáreas, según los datos difundidos ayer por la Consellería do Medio Rural, lo que supone una rebaja del 83,79% y del 90,48%, respectivamente, respecto al período 1997-2005. El conselleiro Alfredo Suárez Canal calificó los datos de "esperanzadores".

La lluvia ha dejado de ser la explicación oficial del menor número de incendios de 2007. Suárez Canal consideró la pluviometría del presente año "similar a la media" de los últimos diez años. "Hubo dos meses, febrero y junio, en que llovió mucho más y julio también estuvo un poco por encima de la media. Pero agosto y septiembre estuvieron por debajo de la media", explicó el conselleiro de Medio Rural.

En comparación con los diez años anteriores, frente a una media anual de ocho grandes incendios (los de más de 500 hectáreas), se ha pasado este año a sólo uno, registrado en Muros. Los fuegos con un tiempo de control superior a 12 horas pasaron de 125 de media entre 1997 y 2006 a ocho en 2007. Con un tiempo de 24 horas, se pasó de 38 de media a uno este año. Y por primera vez en los últimos tres años, ningún fuego amenazó entidades de población, frente a los 32 de 2005 y los 1.052 del pasado verano.

"Son unos resultados esperanzadores de cara al futuro. Nos motivan para seguir trabajando, porque el del fuego es un problema estructural que tendrá altos y bajos", opinó el conselleiro de Medio Rural. Suárez Canal mantuvo el compromiso de lograr que en el plazo de entre siete y diez años, la incidencia de los fuegos intencionados "sea anecdótica" y la lucha contra los incendios "se pueda centrar en negligencias y accidentes". "Trabajamos en la dirección adecuada en una batalla a medio y largo plazo", apuntó.

Con respecto a 2006, cuando una ola incendiaria arrasó 82.000 hectáreas en 14 días, los resultados de este año suponen una caída del 76% del número de incendios y del 97% en superficie quemada. En esta ocasión, la de Ourense es la provincia más dañada, con 599 fuegos y 1.455 hectáreas quemadas, una superficie que supone más de la mitad de la que ardió en toda Galicia en lo que va de año. La de Pontevedra, especialmente castigada en 2006, saldó la etapa de peligro alto con 441 incendios y 178 hectáreas.

Los datos de 2007 son los mejores de la última década. Para desterrar la sensación de que la lluvia ha sido el gran aliado de la Xunta en la campaña contra el fuego, exhibió Suárez Canal los resultados de los tres años más favorables desde 1997, que coinciden con los tres más lluviosos. La media de superficie quemada de esos tres años (1999, 2001 y 2003) es de 13.436 hectáreas, frente a las 2.859 del presente ejercicio, con una variación de -78,72%.

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En septiembre, más caluroso y con menos lluvia que los meses precedentes, se concentraron buena parte de los incendios y el 54% de la superficie quemada. En comparación con la media 2000-2005, en el presente año el número de fuegos se redujo un 66%; el de superficie arbolada quemada, el 65%; la rasa, un 81%, y la total, un 77%. También el tiempo de control se rebajó un 42%.

Alfredo Suárez Canal resaltó el holgado cumplimiento de los objetivos marcados por el Plan de Prevención y Defensa contra los Incendios (Pladiga) para 2007. De acuerdo con ese documento, aprobado por la Xunta en mayo, la superficie quemada y el número de incendios debían reducirse un 20% sobre la media 1997-2006, porcentajes que alcanzaron el 90% y el 84%, respectivamente. El Pladiga también establecía la necesidad de reducir la media del tiempo de control de los fuegos. De acuerdo con los datos de 2007, ese tiempo se redujo en 40 minutos.

El conselleiro de Medio Rural, Alfredo Suárez Canal.ANXO IGLESIAS

Un verano no tan lluvioso

Alfredo Suárez Canal no se extendió en valoraciones en su presentación ante la prensa de los datos de 2007. Las dejó para su comparecencia en el Parlamento para informar de la campaña de incendios, a mediados de octubre. Pero el conselleiro de Medio Rural se explayó en cifras que pretenden demostrar dos cosas, además de la evidente caída del número de incendios. La primera, que el de 2007 no ha sido un verano tan lluvioso como la gente cree. La segunda, la importancia de la intencionalidad en el origen de los fuegos.

La temperatura en Galicia en agosto y septiembre sólo fue un grado menor a la media de los diez años anteriores, mientras que la pluviometría se situó por debajo de la mitad del mismo período. En julio llovió un 65% más que en la media del período 1997-2006, pero en agosto y en septiembre se situó un 35% y un 66% por debajo, respectivamente.

Los fuegos intencionados en lo que va de 2007 fueron 1.078, el 63,82% del total. Y para reforzar la tesis de la provocación del mayor daño posible, se refirió a los fuegos iniciados durante la noche en 2007, cuando la posibilidad de fuegos por negligencia es mínima y no se pueden utilizar medios aéreos de extinción. Este año se registraron 470, a los que hay que atribuir 1.530 hectáreas de monte quemado.

Otro dato revelador es que la mayor parte de los incendios nocturnos (265) se concentraron en septiembre, cuando las condiciones meteorológicas eran más desfavorables para la extinción. En julio ardieron dos hectáreas por fuegos declarados de noche. En agosto, otras 30. En septiembre, 1.087.

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