Primer fracaso en Ourense de un gobierno local bipartito

Las dificultades para la cohabitación entre PSdeG y BNG han dado al traste con el primero de los pactos de gobierno de progreso de Galicia. La formación nacionalista ha roto el acuerdo en el ayuntamiento orensano de Vilariño de Conso de forma unilateral y sin la intervención de la comisión de seguimiento. El BNG advierte que han reclamado la presencia de los representantes de la comisión del PSdeG, pero desde este partido sostienen que "nos mandaban recados por diputados y concejales, pero no lo hicieron formalmente".

En medio de este clima de suspicacias, ayer, los dos ediles del BNG p...

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Las dificultades para la cohabitación entre PSdeG y BNG han dado al traste con el primero de los pactos de gobierno de progreso de Galicia. La formación nacionalista ha roto el acuerdo en el ayuntamiento orensano de Vilariño de Conso de forma unilateral y sin la intervención de la comisión de seguimiento. El BNG advierte que han reclamado la presencia de los representantes de la comisión del PSdeG, pero desde este partido sostienen que "nos mandaban recados por diputados y concejales, pero no lo hicieron formalmente".

En medio de este clima de suspicacias, ayer, los dos ediles del BNG presentaron por escrito al alcalde socialista, Arcadio Núñez, su "renuncia expresa a la totalidad de las delegaciones". El PP queda en situación de fuerza mayoritaria.

Para reconducir la situación, el secretario de organización del PSdeG orensano, Miguel Fidalgo, envió horas después de conocer la ruptura un escrito a la ejecutiva comarcal del BNG instándola al diálogo. Pero Fidalgo reclama valorar los pactos en toda la provincia y no sólo en Vilariño. Los socialistas mencionan a título de ejemplo de su "paciencia" que están a la espera de entrar a formar parte del gobierno de Castrelo de Miño, en donde el alcalde no ha firmado el reparto de áreas.

Crisis por competencias

La crisis que desembocó en la ruptura del pacto de Vilariño comenzó a formarse hace una semana cuando el regidor firmó un decreto para el personal advirtiendo que "no se puede dar curso sin el permiso del alcalde, o en su defecto del secretario, a ninguna actividad administrativa o laboral". Una clara advertencia a su teniente de alcalde, el nacionalista Carlos Rodríguez Calvente, de que no estaba facultado para firmar subvenciones de los Servicios Sociales del ayuntamiento a los que estaba dando curso. Los ediles del BNG interpretaron el decreto como la evidencia de la retirada de las competencias pactadas, cuestión que Núñez insiste en negar.

Pero desde la dirección provincial del PSdeG el análisis es otro. "Detectamos hace unas semanas un florecimiento de crisis del pacto por parte del BNG en distintos puntos de la provincia; todos al mismo tiempo, como hongos", comentan fuentes de la dirección socialista atribuyendo un ánimo beligerante "forzado" y "oportunista".

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