Los socialistas debaten cómo atajar la sangría electoral

El PSC lleva hoy al consejo nacional una propuesta para renovarse

Perder 230.000 votos en las elecciones autonómicas y otros 180.000 en las municipales de junio ha llevado al PSC a hacer un examen de conciencia. El apoyo electoral al partido de José Montilla va a la baja justo en el momento en que los socialistas catalanes gozan de las mayores cuotas de poder de toda su historia. ¿Qué está fallando?

Los consejeros nacionales del partido analizarán hoy la situación. Lo harán tomando como base un documento elaborado por el viceprimer secretario, Miquel Iceta, que no ahorra en críticas. Constructivas, se entiende.

"Tenemos un problema de credibili...

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Perder 230.000 votos en las elecciones autonómicas y otros 180.000 en las municipales de junio ha llevado al PSC a hacer un examen de conciencia. El apoyo electoral al partido de José Montilla va a la baja justo en el momento en que los socialistas catalanes gozan de las mayores cuotas de poder de toda su historia. ¿Qué está fallando?

Los consejeros nacionales del partido analizarán hoy la situación. Lo harán tomando como base un documento elaborado por el viceprimer secretario, Miquel Iceta, que no ahorra en críticas. Constructivas, se entiende.

"Tenemos un problema de credibilidad", afirma Iceta en un documento que ha asumido la ejecutiva del partido y que dibuja a un PSC inmerso en dificultades para adaptarse a los retos de una sociedad postindustrial cada vez más individualista y con una precarización del trabajo en alza.

"La sociedad ha dejado de creer en la capacidad transformadora de los partidos", concluye el documento de 32 páginas antes de lanzarse a buscar soluciones. No todo es culpa de la sociedad y de los elementos externos al partido.

Ha faltado un discurso nacional sobre Cataluña. Iceta identifica este problema y cree que la causa se halla en "el alejamiento de los socialistas catalanes del Gobierno autónomo". Con todo, defiende que el ascenso de Pasqual Maragall a la presidencia de la Generalitat y su sustitución por José Montilla y su discurso de "catalanismo social" pueden solucionar este problema.

Falta ver si ello seduce a las nuevas generaciones. El PSC anda preocupado porque la generación del baby boom -"que ahora se ha convertido en la más deseada desde un punto de vista comercial" - no se siente atraída por el partido. Por eso se han propuesto cazar talentos de personas instaladas en la treintena.

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Se trata de buscar "nuevos protagonistas" y "nuevos portavoces", afirma el documento. No será fácil en un partido de corte clásico y rígida estructura, y con algunos de sus dirigentes con dos décadas de presencia en la ejecutiva.

Éste es el caso de la vicepresidenta del partido, Manuela de Madre, de Ernest Maragall, de Raimon Obiols y del mismo Miquel Iceta, quien accedió al núcleo de dirección del partido en 1984 como número dos de Josep Maria Sala en la secretaría de Organización. Sala, precisamente, es también miembro de la actual ejecutiva, como ya lo era en 1978.

La "renovación" a la que Iceta hace referencia en su documento ya ha chocado con las reticencias de algunos miembros de la Ejecutiva, que consideran que un momento tan prolífico en lo que a cuotas de poder se refiere no es el mejor para abordar grandes cambios. El sector más catalanista del partido, liderado por Raimon Obiols y Antoni Castells, tampoco se ha quedado con los brazos cruzados y ha creado el foro de debate Convenció pel Futur. Se resisten a que el partido de las dos almas, la catalanista y la socialista, pierda una por el camino. La fuerza de todos los sectores volverá a medirse en breve: el próximo verano toca congreso en el PSC.

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