MIRADOR

Cita con Paco

En la megaurbanización cercana a Toledo que ayer inauguró con una gran fiesta hay una estatua de sus padres. Incómoda con el boato, a su madre le gusta anunciar que ya está listo el potaje desde la cubierta del imponente yate de Francisco Hernando, más conocido como Paco El Pocero por su trabajo anterior como limpiador de alcantarillas que heredó del padre. No se avergüenza, pero odia que la prensa recurra al alias porque cree que se hace en tono despectivo.

En Hernando todo es mayúsculo. Desde su analfabetismo, del que obviamente no tiene culpa, hasta su laxa conducta para const...

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En la megaurbanización cercana a Toledo que ayer inauguró con una gran fiesta hay una estatua de sus padres. Incómoda con el boato, a su madre le gusta anunciar que ya está listo el potaje desde la cubierta del imponente yate de Francisco Hernando, más conocido como Paco El Pocero por su trabajo anterior como limpiador de alcantarillas que heredó del padre. No se avergüenza, pero odia que la prensa recurra al alias porque cree que se hace en tono despectivo.

En Hernando todo es mayúsculo. Desde su analfabetismo, del que obviamente no tiene culpa, hasta su laxa conducta para construir megaurbanizaciones como la de Seseña (más de 13.000 viviendas), sin haber obtenido todavía plena licencia urbanística y sin garantías de que el Ayuntamiento le autorice el suministro de agua para más de 3.000 viviendas en construcción. "Es la casa que tú puedes comprar", anuncia la publicidad de esta especie de parque temático en el que por no faltar existe un lago artificial. El fin justifica los medios, debe pensar el intrépido constructor. Si para obtener licencias hay que tener en nómina a políticos, se hace. Y a quien ponga reparos éticos como el alcalde de Seseña, miembro de IU, le tilda de vengativo y estúpido: "Tú eres tonto. Eres el único alcalde honrado de España".

El padre de Hernando solía decirle que nació obrero y pobre y que moriría así. Cuando comenzó a crear su fortuna le advirtió de que en España los ricos nunca admitirían su competencia. Se equivocó. Hoy tienen que soportarlo pese a que se mofen de sus vulgaridades. Pero su déficit de escrúpulos no es mayor que el de muchos de sus colegas.

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