Reportaje:

"¡Es un témpano de hielo!"

Djokovic sufre la fortaleza mental de Federer, ganador de 12 'grandes'

Primero fue una risita nerviosa. Luego, el delirio, un espejismo, la gran pesadilla. Novak Djokovic vio cómo se le escapaban siete puntos de set en la final del Abierto de Estados Unidos y empezó a sufrir alucinaciones: no jugaba contra Roger Federer. Jugaba contra un tenista con una fortaleza mental indestructible. Contra Pete Pistol Sampras, el tenista que más torneos del Grand Slam ha ganado (14 por 12 de Federer). "¡Es que tienen muchas cosas en común!", dijo el serbio nada más perder (7-6, 7-6 y 6-4); "son muy similares; mentalmente, fortísimos en los momentos importantes. Entonces...

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Primero fue una risita nerviosa. Luego, el delirio, un espejismo, la gran pesadilla. Novak Djokovic vio cómo se le escapaban siete puntos de set en la final del Abierto de Estados Unidos y empezó a sufrir alucinaciones: no jugaba contra Roger Federer. Jugaba contra un tenista con una fortaleza mental indestructible. Contra Pete Pistol Sampras, el tenista que más torneos del Grand Slam ha ganado (14 por 12 de Federer). "¡Es que tienen muchas cosas en común!", dijo el serbio nada más perder (7-6, 7-6 y 6-4); "son muy similares; mentalmente, fortísimos en los momentos importantes. Entonces juegan en su mejor versión. Parecen un témpano de hielo, simplemente atacando. Realmente, eso les hace los dos mejores jugadores de siempre. Federer es mentalmente más fuerte que yo. Le miras después de un intercambio de golpes largo y parece que no lo haya sentido. ¡Parece que no se canse!".

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En el deporte de élite, la fortaleza mental gana partidos. En el tenis, más. Abundan los psicólogos. Los entrenadores especializados en convencer a sus pupilos de que la victoria es posible. Y los programas del ejército. La federación estadounidense acaba de organizar un programa para que seis júniors aprendan a controlar la ansiedad frente a los puntos decisivos. Justo lo que le falló a Djokovic ante Federer. Los tenistas, chicos de 14 a 16 años fueron enviados a Camp Pendleton, una base de los marines estadounidenses en San Diego. Marcharon con mochilas, corriendo entre insultos, gritos y exaltaciones de la bandera. Fue una experiencia catártica. "Era como tener a siete leones alrededor de un cordero", describió un jugador.

Sin haber pasado por los marines, Federer es un especialista en esconder sus debilidades. Llegó a la final con dolores en el estómago y frío en las manos. Se enfrentaba a la posibilidad de lograr su duodécimo título del Grand Slam, 2,4 millones de dólares, y su tercer año consecutivo ganando todos los torneos grandes menos Roland Garros. Sentía nervios. "En las grandes ocasiones me pongo nervioso. Es duro. Piensas 'espero no haber llegado hasta aquí para perder". Nadie habría dicho que el número uno del mundo dudaba cuando saltó a la pista. Vestía de negro. Se escuchaba La marcha imperial, el tema principal de El Imperio contraataca. Y Federer, el campeón indestructible, homenajeaba así a Darth Vader, el malo malísimo de La Guerra de las Galaxias. Fue un tenista buscando intimidar a su rival desde el calentamiento.

La táctica del suizo impresionó a Djokovic. "Federer es el jugador mentalmente más fuerte del mundo", explicó el serbio; "ya lo sabía antes del partido. Su fortaleza mental es una de sus grandes ventajas. Se aprovecha de entrar en los partidos sabiendo que sus rivales piensan: 'Ok, juego contra Federer, uno de los mejores jugadores de siempre'. En cualquier caso, también hay que ponerse en su posición: es el número uno y todos esperan que lo haga bien en cada torneo, en cada superficie... Tiene mucha presión. Es increíble ver lo bien, rápida y exitosamente que se enfrenta a la presión. Ofrece un tenis increíble".

Djokovic, de 20 años, dijo sentirse "nervioso y muy presionado" cuando tuvo tres pelotas para ganar el primer set, siete en total en el partido. Admitió que fue "un error". "No me calmé y eso fue crucial. Fui mentalmente débil. Empecé a pensar: '¿Qué pasa si me lleva al desempate?". Y nada más perder el partido encontró la solución a su derrota en la biblioteca: "El próximo libro que me lea se llamará Siete puntos de set".

Roger Federer, con el trofeo ganado.REUTERS

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