Automovilismo | El escándalo del espionaje de McLaren a Ferrari

La FIA cree que McLaren ha mentido

Cada cual puede hacer lo que quiera, pero, si yo fuera uno de los pilotos de McLaren, enviaría inmediatamente toda la información que tuviera sobre el caso de espionaje a la Federación Internacional del Automóvil (FIA). No tendría ni la más mínima duda.

La carta en la que Max Mosley, el presidente de la FIA, les pide a Fernando Alonso, Pedro Martínez de la Rosa y Lewis Hamilton que no escondan nada y que justifiquen incluso si han perdido algún correo electrónico o alguna información de la que dispusieron no es simplemente una petición, sino una amenaza formal en toda regla.

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Cada cual puede hacer lo que quiera, pero, si yo fuera uno de los pilotos de McLaren, enviaría inmediatamente toda la información que tuviera sobre el caso de espionaje a la Federación Internacional del Automóvil (FIA). No tendría ni la más mínima duda.

La carta en la que Max Mosley, el presidente de la FIA, les pide a Fernando Alonso, Pedro Martínez de la Rosa y Lewis Hamilton que no escondan nada y que justifiquen incluso si han perdido algún correo electrónico o alguna información de la que dispusieron no es simplemente una petición, sino una amenaza formal en toda regla.

Si alguno de los tres pilotos esconde algo de lo que sabe, se expone a que le retiren la superlicencia o incluso los puntos que haya ganado esta temporada. Su carrera podría quedar absolutamente comprometida.

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El problema para cualquiera de ellos es que no tienen ni idea de lo que sabe la FIA. En la carta se les anuncia que poseen datos sobre que algunos e-mails entre pilotos de McLaren contienen información importante sobre el caso de espionaje. Pero ni a ellos ni a las once escuderías del Mundial -a las que también se envía una carta- se les especifica hasta dónde llegan sus conocimientos. Puede ser un farol, sin duda. Pero, si no lo es y alguno de los pilotos esconde informaciones que ya están en poder de la FIA, se desvelará que no ha colaborado abiertamente y la FIA puede interpretar entonces que tenía intereses ocultos y tomar todas las represalias que crea convenientes.

Mosley ofrece inmunidad a los pilotos si los datos que desvelan perjudican a su equipo o a ellos mismos. Ellos no saldrán penalizados. Porque, en el fondo, la batalla de Mosley no va contra los pilotos, sino contra McLaren.

El motivo es que la FIA está convencida de que McLaren les ha estado engañando. Y ahora parecen tener los argumentos necesarios para poder demostrar que la información contenida en el dossier de Ferrari ha estado circulando por el seno del equipo y que, probablemente, se ha utilizado. Ron Dennis siempre lo negó. El patrón de McLaren esgrimió una y otra vez que nadie más que Coughlan conocía el dossier. Pero los correos a los que alude la FIA ofrecen, según ellos, detalles sobre reglajes y telemetrías de los Ferrari que difícilmente pueden haberse encontrado en otra parte que no sea el informe que Stepney pasó en algún momento de la temporada a Coughlan.

Habrá que ver exactamente hasta qué punto son comprometedores los e-mails entre los pilotos de McLaren o entre ellos y sus ingenieros. Pueden contener detalles reveladores, pero la mayoría de las veces las conversaciones entre ingenieros y pilotos aportan pocos detalles técnicos. El equipo sabe que un piloto es alguien que estará uno, dos o tres años en la escudería y a quien, por tanto, hay que dar la menor información técnica posible.

Pero puede que, aun así, sea suficiente para inculpar a McLaren y causarle un grave problema no sólo porque pueden descalificarle o retirarle todos los puntos de esta temporada en el Mundial de constructores, sino también por el deterioro de la imagen de la marca y de todos sus componentes: pilotos, colaboradores y patrocinadores. Éste podría ser un motivo para rescindir los contratos con la escudería sin penalizaciones económicas. Y puede que algunos tengan ganas de hacerlo.

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