Análisis:AL VOLANTE | PRUEBA

Mejor automático

El Antara tiene un diseño atractivo y un interior cuidado. Mantiene la posición de conducción alta de los 4×4, pero con unos asientos delanteros poco ergonómicos: las banquetas son duras y sujetan mal. Ofrece una buena visibilidad frontal, aunque si se va a usar mucho en ciudad conviene adquirir los sensores de aparcamiento disponibles en paquete opcional (1.080 euros).

Al contrario que otros Opel, el motor turbodiésel del Antara es un 2.0 de la firma italiana VM que utiliza el Chevrolet Captiva. Rinde 150 CV y tiene un cambio de sólo cinco marchas, con un escalonamiento más abierto que...

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El Antara tiene un diseño atractivo y un interior cuidado. Mantiene la posición de conducción alta de los 4×4, pero con unos asientos delanteros poco ergonómicos: las banquetas son duras y sujetan mal. Ofrece una buena visibilidad frontal, aunque si se va a usar mucho en ciudad conviene adquirir los sensores de aparcamiento disponibles en paquete opcional (1.080 euros).

Justo en elasticidad

Al contrario que otros Opel, el motor turbodiésel del Antara es un 2.0 de la firma italiana VM que utiliza el Chevrolet Captiva. Rinde 150 CV y tiene un cambio de sólo cinco marchas, con un escalonamiento más abierto que los de seis que ofrecen otros rivales.

El motor es silencioso, está bien aislado y mueve el peso sin agobios, al menos en carretera, pero acusa algunas carencias en ciudad y campo. Así, donde responde con más fuerza es entre 2.000 y 4.500 vueltas, lo que permite mantener buenos ritmos de crucero, adelantar con nervio y afrontar las subidas sin perder velocidad. Pero por debajo de 2.000 vueltas le falta empuje y elasticidad, tarda en responder al acelerador y obliga a reducir a menudo para que no se quede sin fuelle cuando se acelera. Y como el embrague es duro y poco progresivo, y el cambio no destaca por su precisión, exige más atención y esfuerzo del deseable en tráfico urbano y en tramos lentos y subidas fuera del asfalto. Por eso es mejor el cambio automático, que evita estas molestias.

Al margen de este detalle, la potencia es más que suficiente para viajar y gasta poco para su tamaño: no llega a ocho litros en conducción suave en carretera, sube a nueve si se estiran las marchas y sólo llega a 10 en ciudad y campo.

Buenas suspensiones

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Las suspensiones son algo duras, pero ofrecen un buen equilibrio: filtran con solidez, no son incómodas en carretera y absorben bien todo fuera del asfalto. En carreteras viradas sujetan la carrocería sin que balancee en exceso y aportan una agilidad correcta. Y en trazados rápidos se viaja con aplomo sin las imprecisiones de guiado de otros 4×4. Pero lo mejor es que este Opel tiene una buena estabilidad, da confianza y hace sentir que todo está bajo control: tiene ESP de serie y los frenos y el ABS paran bien sin desequilibrios.

El Antara es un todoterreno de asfalto con tracción 4×4 inteligente. En condiciones normales circula en tracción delantera y pasa más potencia atrás sin que se note al detectar pérdidas de tracción. No tiene reductora porque no está pensado para grandes aventuras, pero permite recorrer sin problemas caminos de tierra. Sólo en tramos con arena o barro conviene desconectar el control de estabilidad, porque corta a menudo el acelerador, y como el motor no tiene fuerza por debajo de 2.000 vueltas, es fácil quedarse clavado. En cambio, lleva de serie el control de descenso, muy seguro en bajadas difíciles: va parando el coche sin que el conductor tenga que frenar.

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