LA CERBATANA

País de cuñados

Rodar una película en las condiciones en las que lo está haciendo Woody Allen es como escribir una novela con tu cuñado leyéndola por encima del hombro. Digo esto con la conciencia de que somos fundamentalmente un país de cuñados (y de cuñadas, claro), con las disfunciones que ello implica. Rajoy, por poner un ejemplo, no se relaciona con Zapatero como un jefe de la oposición, sino como un cuñado celoso del protagonismo que su hermano político ha conseguido en la familia. Hay que ser muy zorro para trabajar en esas condiciones, porque el cuñado lo único que quiere es que le saques en la pelícu...

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Rodar una película en las condiciones en las que lo está haciendo Woody Allen es como escribir una novela con tu cuñado leyéndola por encima del hombro. Digo esto con la conciencia de que somos fundamentalmente un país de cuñados (y de cuñadas, claro), con las disfunciones que ello implica. Rajoy, por poner un ejemplo, no se relaciona con Zapatero como un jefe de la oposición, sino como un cuñado celoso del protagonismo que su hermano político ha conseguido en la familia. Hay que ser muy zorro para trabajar en esas condiciones, porque el cuñado lo único que quiere es que le saques en la película, a ser posible con su nombre.

Woody Allen ha sacado de momento a Barcelona y a Oviedo, que lo han hecho suyo y le han dado cariño (y quizá subvenciones) al modo de dos cuñadas dispuestas a poseerlo en exclusiva. Si le nombraran hijo adoptivo de Cuenca antes de terminar la película, quizá tuviera que filmar allí también unas escenas, para no ofender a nadie.

PARTICIPE. Puede escribir a Juan José Millás en cerbatanamillas@elpais.es

Él sabrá lo que hace, pero por grande que sea su talento resulta muy difícil que la observación a que está siendo sometido por este país de hermanos políticos no influya en el resultado final de su obra, que por otra parte estamos deseando ver.

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