Análisis:RUMBA | Peret

Tres conciertos en uno

Peret inauguró el martes el festival de los hermanos Mas presentando Que levante el dedo, su último disco. Ésa era la teoría pero, en la práctica, lo que aparentemente iba a ser una actuación de presentación discográfica se convirtió, por obra y gracia de su protagonista, en un concierto de autohomenaje.

En realidad, más que un larguísimo concierto fueron tres y muy diferentes. Por un lado, los discursos de Peret entre canción y canción, demasiado extensos y cargados de bromas con poca gracia. De haberlos suprimido, la actuación se hubiera digerido mejor. El segundo concierto lo ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Peret inauguró el martes el festival de los hermanos Mas presentando Que levante el dedo, su último disco. Ésa era la teoría pero, en la práctica, lo que aparentemente iba a ser una actuación de presentación discográfica se convirtió, por obra y gracia de su protagonista, en un concierto de autohomenaje.

En realidad, más que un larguísimo concierto fueron tres y muy diferentes. Por un lado, los discursos de Peret entre canción y canción, demasiado extensos y cargados de bromas con poca gracia. De haberlos suprimido, la actuación se hubiera digerido mejor. El segundo concierto lo protagonizaron los tres invitados que muy poco pintaban allí y que fueron de lo prescindible (Manolo Escobar) a lo casposo (Los Chunguitos) pasando por el esperpento de pura vergüenza ajena (El Payo Juan Manuel y su bailarina). Esta parcela se debería haber suprimido. Y el tercer concierto fue magnífico: la actuación de Peret. Lástima que, envuelto en todo aquel desaguisado, careciera del ritmo que debe tener todo espectáculo y sólo pudiera saborearse como píldoras aisladas.

Con 15 minutos de retraso las luces del Auditori se apagaron y Peret, vestido totalmente de negro y con la guitarra al hombro, se paseó pausadamente recibiendo una sonora ovación. Se sentó en una silla y, tras los saludos de rigor, afirmó por primera vez (lo repetiría después): "Yo no soy la rumba, la rumba somos todos, pero yo soy el creador de la rumba, indiscutiblemente". Nueva ovación y Peret en solitario atacó su primera rumba de 1959: Lola. A partir de ahí recuperó alguna de sus primeras canciones solo o con la ayuda de dos de sus históricos palmeros. Fue un fragmento de concierto entrañable a pesar de los errores.

Después presentó ya a todo el grupo, formado por jóvenes rumberos y la ayuda del grupo vocal cubano Gema 4. Las rumbas de toda la vida se mezclaron con las recientemente grabadas y todo sonó potente, colorista y bailable. Peret está en perfecta forma y las nuevas canciones, que siguen en su línea con el mismo entusiasmo, podrían ser éxitos de inmediato.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En