La lluvia puso en "grave riesgo" al público en la noche de Serrat y Sabina

Caixa Galicia justifica la suspensión del concierto en Santiago

"Las condiciones climatológicas", explicaba ayer Caixa Galicia, obligaron a finalizar el recital "dados los graves riesgos que, para la seguridad de público, artistas y técnicos, hubiera acarreado su continuación". Serrat apareció a las 22.45 en el escenario del Obradoiro y entonó Hoy puede ser un gran día. Al rato salió Sabina con su bombín cantando Ocupen su localidad. Y en menos de una hora, entró en escena la lluvia. La tromba mandó a todos a casa.

Respaldado por una excelente orquesta de 11 músicos de confianza (Pancho Varona en las guitarras acústicas y Víctor Merlo ...

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"Las condiciones climatológicas", explicaba ayer Caixa Galicia, obligaron a finalizar el recital "dados los graves riesgos que, para la seguridad de público, artistas y técnicos, hubiera acarreado su continuación". Serrat apareció a las 22.45 en el escenario del Obradoiro y entonó Hoy puede ser un gran día. Al rato salió Sabina con su bombín cantando Ocupen su localidad. Y en menos de una hora, entró en escena la lluvia. La tromba mandó a todos a casa.

Respaldado por una excelente orquesta de 11 músicos de confianza (Pancho Varona en las guitarras acústicas y Víctor Merlo en el bajo, entre otros), el noi del Poble Sec empezó a cantar. Joaquín Sabina le dejó tiempo antes de entrar y fundir su canción, también de los 80, con la de Joan Manuel Serrat.

En el "marco incomparable compostelano" (primera broma de Sabina) se juntaron el sábado 13.000 personas, a 30 euros la entrada, para escuchar a los autores de letras importantes en el equipaje sentimental de varias generaciones. Había más sabineros, pero el catalán inspiró el primer silencio de la noche. Sonó Pueblo blanco, de 1971, mientras dos grandes pantallas proyectaban la imagen de Serrat como santo laico. Sabina irrumpió después para improvisar sobre la letra de Mi primo El Nano, el homenaje a Serrat incluido en Yo, mi, me, contigo.

Entre las risas cómplices de los dos músicos, hasta hace poco convalecientes, la dispersión de los 150.000 vatios de sonido no fue evidente hasta que se abrieron los primeros paraguas. Hubo tregua suficiente para que Serrat cantase No hago otra cosa que pensar en ti y Tu nombre me sabe a yerba. Sabina convocó entonces toda su voz de afterhours, encallecida notoriamente desde los 90, para cantar Princesa, Y sin embargo y Contigo, ampliamente coreadas por el público. Quizá estas canciones, con diez años de separación, ejemplifican cuánto ha mejorado la narrativa del jienense desde el repetidísimo "entre la cirrosis y la sobredosis", uno de los soniquetes vivenciales de la primera.

Serrat volvió a escena para cantar a dúo A la orilla de la chimenea, otro tema de Sabina. Éste se puso en la piel de Serrat para cantar Señora, resucitada por Los Enemigos en el disco-homenaje a Serrat, y no hubo tiempo para más. La lluvia oblicua, que ya había avisado por la mañana, se hizo persistente a las 23.45. "Así no podemos seguir", dijo Serrat, y el concierto se suspendió. La primera cita gallega de Dos pájaros de un tiro, la gira que llevará a los dos músicos por 60 ciudades de España y Latinoamérica, comenzó como las cinco anteriores, pero terminó una hora y media antes.

Al público no le sentó bien la imprevisión. Hubo algún momento de tensión a la salida, y entre técnicos de sonido y periodistas se llegó a una conclusión: las dificultades que plantea proteger un escenario de estas dimensiones habrían aconsejado llevar el concierto a un recinto cubierto, partes meteorológicos a la vista.

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Articket y Cávea Producciones, la organizadora de Caixa Galicia, especificaron que el "imponderable" de la lluvia y el diseño de la gira no posibilitan inicialmente la devolución de las entradas. Sabina y Serrat repiten mañana en el recinto cubierto de la plaza de toros de Pontevedra.

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