Crítica:

James Bond portátil

"¿Dónde estamos, en Hogwarts?", pregunta el protagonista de esta estimulante aventura adolescente al entrar en las ultrasecretas instalaciones del M16, la agencia de espionaje británico que acaba de reclutarle. La pregunta va más allá del guiño pop para sumergirse en los terrenos de la autoconciencia: creado por el novelista y guionista británico Anthony Horowitz, Alex Rider es, a la vez, una suerte de Harry Potter en versión agente secreto y la réplica portátil de James Bond. Protagonista de seis novelas juveniles (con una séptima entrega de publicación anunciada) y diversos relatos, Rider es...

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"¿Dónde estamos, en Hogwarts?", pregunta el protagonista de esta estimulante aventura adolescente al entrar en las ultrasecretas instalaciones del M16, la agencia de espionaje británico que acaba de reclutarle. La pregunta va más allá del guiño pop para sumergirse en los terrenos de la autoconciencia: creado por el novelista y guionista británico Anthony Horowitz, Alex Rider es, a la vez, una suerte de Harry Potter en versión agente secreto y la réplica portátil de James Bond. Protagonista de seis novelas juveniles (con una séptima entrega de publicación anunciada) y diversos relatos, Rider es más un high concept que un personaje, pero su carta de presentación cinematográfica resulta un inesperado hallazgo entre tanta superproducción aquejada de elefantiasis.

OPERACIÓN STORMBREAKER

Dirección: Geoffrey Sax. Intérpretes: Alex Pettyfer, Ewan McGregor, Mickey Rourke, Alicia Silverstone. Género: Aventuras. Gran Bretaña, 2006. Duración: 93 minutos.

Director de amplia carrera televisiva con debut poco distinguido a sus espaldas -el thriller sobrenatural White noise. Más allá (2004), protagonizado por Michael Keaton-, Geoffrey Sax no pretende sacar pecho ante la franquicia Harry Potter, sino proponer, con considerable modestia y no poca energía, una suerte de alternativa british a Spy kids (2001). La reescritura en clave juvenil de los lugares comunes de la saga Bond y el juego cómplice con un afortunado plantel de secundarios -entre los que destaca un Mickey Rourke a medio camino entre Ugo Tognazzi y Espartaco Santoni- compiten por proporcionar al espectador adulto estímulos adicionales a la perpetua movilidad de la aventura. Operación Stormbreaker es casi una anomalía. O un anacronismo: una película adolescente empeñada en no parecerse a un videojuego, mimar a sus personajes y no olvidar sus vínculos con la buena literatura juvenil.

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