El bipartito vigués se encuentra con la mayor obra de la ciudad paralizada

El nuevo gobierno deberá decidir si modifica el proyecto del auditorio

El Auditorio es la obra en ejecución más importante que hereda el nuevo gobierno local de Vigo, por volumen de inversión (casi 90 millones de euros) y por el carácter emblemático que se ha querido imprimir al proyecto, señalado como "el Guggenheim vigués". Las obras, sin embargo, se han estancado. El gobierno saliente del PP no aceptó una modificación del proyecto, sobre el que tendrá que pronunciarse ahora el bipartito.

Vigo es la única ciudad entre las 20 principales de España que no dispone de auditorio-palacio de congresos, una infraestructura considerada de alto interés estratégico...

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El Auditorio es la obra en ejecución más importante que hereda el nuevo gobierno local de Vigo, por volumen de inversión (casi 90 millones de euros) y por el carácter emblemático que se ha querido imprimir al proyecto, señalado como "el Guggenheim vigués". Las obras, sin embargo, se han estancado. El gobierno saliente del PP no aceptó una modificación del proyecto, sobre el que tendrá que pronunciarse ahora el bipartito.

Vigo es la única ciudad entre las 20 principales de España que no dispone de auditorio-palacio de congresos, una infraestructura considerada de alto interés estratégico por su proyección económica y que, como tal, empezó a plantearse como necesaria y urgente hace más de diez años. Empezaron a barajarse entonces distintos emplazamientos, que sucesivamente fueron descartados hasta que el socialista Carlos Príncipe, a la sazón responsable de grandes proyectos en el gobierno del nacionalista Lois Pérez Castrillo, lo fijó en el solar de Casa Mar. Hasta ahora, lo único que se ha realizado ha sido la demolición del edificio, en un proceso sembrado de obstáculos.

El concurso para construir el Auditorio de Vigo se convocó en 2001. El emplazamiento en Beiramar tiene el atractivo de su vecindad al litoral portuario y el inconveniente, por estética urbana, de estar escoltado por naves industriales dedicadas al congelado en un polígono que Casa Mar lideró, antes de su ruina. Los terrenos son portuarios, pero el plan general de urbanismo pendiente de aprobación prevé revertirlos a residenciales, en una privilegiada primera línea de costa, así como el traslado de la industria congeladora a otros parajes, previa rescisión de las concesiones por parte de Autoridad Portuaria.

El Auditorio está llamado a ser el edificio señero de ese ámbito, para el que el nuevo alcalde,Abel Caballero, también propuso, antes de dejar la presidencia del puerto, otro proyecto muy luminoso de World Trade Center, pero que no ha pasado de su etapa infográfica, esto es, con posibilidades más remotas de realización.

El gobierno local del PP adjudicó las obras para el Auditorio, en mayo del año pasado, a la propuesta encabezada por Sacyr-Caixanova cuyo proyecto arquitectónico lleva la firma de César Portela. Fue entonces cuando se presentó como "el Guggenheim vigués", por analogía con la recuperación urbanística de la ría bilbaína y por considerar que el proyecto sería una pieza clave de la marca Vigo, un edificio emblemático.

El proceso de adjudicación no estuvo libre de sombras. Las dos propuestas que llegaron a la final trasladaron un pulso entre las dos cajas de ahorros gallegas (Caixa Galicia llevó como socios a Acciona y Comar), que al cabo ganó Caixanova con Sacyr, pese a los informes de técnicos municipales que señalaban la "vulneración manifiesta" del pliego de condiciones del concurso en la propuesta de Sacyr-Caixanova. La principal alteración se refería a la supresión de una planta de aparcamientos, de manera que las 927 plazas previstas en el concurso quedaron reducidas a 704. Los informes negativos fueron neutralizados por otros realizados por técnicos externos al Ayuntamiento.

86 millones de inversión

La construcción del complejo, sobre una superficie de 90.000 metros cuadrados que cedió gratuitamente el puerto, requerirá, según el proyecto aprobado, una inversión de unos 86 millones de euros, de los que el 33% serán aportados por la Xunta y el Ayuntamiento. Incluye un auditorio de 1.567 butacas, otro más reducido de 492, diversas salas polivalentes, un centro comercial y un hotel de cuatro estrellas y 120 habitaciones. Los concesionarios explotarán las instalaciones durante 35 años a cuyo término el complejo pasará a propiedad municipal.

El calendario de construcción, en mayo del año pasado, indicaba 30 meses a partir de la demolición del edificio de Casa Mar, para lo que se daban unos tres meses. No se está cumpliendo. Las obras de demolición ocasionaron en septiembre severos desperfectos en la nave colindante de la empresa congeladora Pereira, que ahora, con el solar de Casa Mar ya libre de escombros, podría verse aún más afectada por la excavación para los cimientos, que ha de realizarse dinamitando una enorme roca subyacente.

Dificultades de negocio

Aunque el retraso de las obras podría considerarse "normal" en este tipo de actuaciones, los promotores presentaron poco antes de la campaña un modificado que, aduciendo problemas de costes, reorganizaba todo el proyecto. El PP no lo aceptó.

En Trapsa, la sociedad encargada de la explotación de las instalaciones y que participa con un 10% en la promoción (Sacyr asume el 50%, y Caixanova y Puentes, el 20% cada una), se han visto ahora dificultades de negocio por la proximidad del centro comercial que se construye en A Laxe, y tampoco la cadena Hotusa, que se encargaría de la explotación hotelera del complejo, ve un horizonte despejado. Estas incidencias estarían en la base de la reorganización que no aceptó el PP y que probablemente sea ahora planteada al nuevo gobierno. El proyecto constructivo tiene que ser presentado antes del 15 de julio. La obra no avanza y el nuevo gobierno local tampoco se ha formado un criterio.

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