Reportaje:Fútbol | La celebración de la 30ª Liga del Madrid

"¡Diarra, no te duermas!"

Un Madrid agotado por la fiesta ofrece el título a la afición y a las autoridades en un paseo desde Sol hasta la Almudena

Por un día, hasta las vallas que tapan las obras de la Puerta del Sol desaparecieron detrás de una marea humana. Una marea blanca enfundada en camisetas, bufandas y gorros -a pesar de los más de 30 grados- del Madrid. El himno del conjunto blanco se escuchaba desde los andenes del metro. Fuera, una multitud de madridistas volvió a arropar -cuatro años después- al equipo. Primero, en la sede de la Comunidad; luego, en la del Ayuntamiento, y más tarde, en la catedral de la Almudena.

A las seis llegó el autocar del equipo precedido, cómo no, del We are the champions. Y es que ayer ...

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Por un día, hasta las vallas que tapan las obras de la Puerta del Sol desaparecieron detrás de una marea humana. Una marea blanca enfundada en camisetas, bufandas y gorros -a pesar de los más de 30 grados- del Madrid. El himno del conjunto blanco se escuchaba desde los andenes del metro. Fuera, una multitud de madridistas volvió a arropar -cuatro años después- al equipo. Primero, en la sede de la Comunidad; luego, en la del Ayuntamiento, y más tarde, en la catedral de la Almudena.

A las seis llegó el autocar del equipo precedido, cómo no, del We are the champions. Y es que ayer el ciudadano al que no le gustara Queen no habría podido sobrevivir ni con diez tapones. La canción más famosa del grupo británico salió de los altavoces durante más de una hora. Quizás intentó suplir la falta de voz de la plantilla, muy afectada tras una noche de fiesta.

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Fabio Capello iba sentado delante, junto a su fiel escudero Italo Galbiati, con quien compartió la primera Liga hace diez años. Las ovaciones más grandes se las llevaron Pedja Mijatovic, director deportivo; Casillas, Guti, Sergio Ramos y Van Nistelrooy. El holandés se adaptó al ceremonial igual de rápido que lo hizo con el fútbol español. Micrófono en mano, salió al balcón gritando "¡pichichi, pichichi!" y "¡hala Madrid!" entre la locura de los aficionados.

Pero fue el capitán, Raúl, quien entonó, con un hilo de voz, el "¡campeones, campeones!" después de enseñar el trofeo. "Esta Liga es vuestra", gritó el 7 blanco. Sergio Ramos y su acento andaluz pusieron la nota de color. "Muy buenas, ¿cómo estamos? Que este título sea sólo el comienzo para ganar muchos más", saludó. A su lado, Diarra abandonó la bandera de Malí y la sustituyó por una cámara de la que no se separó en toda la tarde por mucho que se quejaran sus compañeros. Faltaban Cassano, que lleva días en su Bari natal; Roberto Carlos, que viajó a Turquía a firmar su contrato con el Fenerbahçe; Robinho, que voló a la concentración de Brasil para la Copa América, y Beckham.

Durante la entrega de las medallas conmemorativas a técnicos y jugadores, había cierta expectación para ver el apretón de manos de Capello y Calderón. Pero el italiano estuvo más pendiente de las palabras que le susurró al oído la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, que de su presidente. Calderón no modificó su discurso y reiteró que la Liga la han ganado los jugadores. Agradeció a todos -peñas, socios, directivos, médicos...-, menos al técnico: "Es un día importante para mí y para la directiva", empezó. Y continuó: "Hemos conseguido un título importante. Gracias por sufrir con nosotros en el Bernabéu. Cuando Reyes marcó el tercer gol, abracé a la presidenta e incluso intenté levantarla". "Es difícil explicar lo que se siente. Los jugadores han merecido esta Liga porque han sabido sufrir y, sobre todo, dar la cara", concluyó. Segundos después, recuperó el protagonismo: "Hemos sabido devolver la ilusión... Le pido a Aguirre que no quite lo que tiene aquí montado porque dentro de dos semanas volveremos con el equipo de baloncesto".

En una salita apartada estaba Capello, visiblemente cansado y arropado por el cuerpo técnico. "Es que después de todo lo que hemos aguantado con los periodistas...", dejó escapar Galbiati.

El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, esperaba a la expedición en la sede del Ayuntamiento. "Nos habéis hecho felices, pero también nos lo habéis hecho pasar muy mal", fue su bienvenida. "Pero habéis tenido más voluntad y más elegancia que nadie", les recordó.

Mientras tanto, el cuerpo técnico descansaba en unos sofás rojos. Un poco más lejos, en un pasillo escondido de los focos, también tomaban un respiro Raúl Bravo y Diarra. Cuando el español le dijo "tío, no te duermas, que nos queda la ofrenda floral en La Almudena", al centrocampista de Malí casi le da algo. "¿Nos queda el qué? ¿Más? ¡No, please!".

A los pocos minutos, ya estaba camino de la catedral. Allí, Calderón conversó con el arzobispo de Madrid, Antonio Rouco Varela, antes de que Raúl y Guti cerraran el paseo con la ofrenda a la Virgen. Los aficionados coreaban el nombre del delantero espanyolista que les dio media Liga: "¡San Tamudo, selección!".

"Han sido dos meses de infarto", dijo el doctor Hernández en un descanso. "Pero tanto sufrimiento tampoco ha sido malo". Si lo dice el médico del Madrid...

Raúl, a la izquierda, se dirige al público de la Puerta del Sol junto a Esperanza Aguirre y el resto de jugadores.ULY MARTÍN

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