Reportaje:

El ginecólogo de los vizcaínos

Juan Antonio Usparicha, médico en más de 26.000 partos, celebró el año pasado el 40º aniversario de la DYA, que él fundó

Recuperado del linfoma que le fue diagnosticado el verano pasado y que le ha hecho sufrir una penosa convalecencia, Juan Antonio Usparicha (Busturia, 1919) recibe al periodista en la sede de la DYA (Detente y Ayuda), la asociación de auxilio en carretera que fundó en 1966. Fue la primera entidad de España que se dedicó a atender a los heridos en accidentes de tráfico. "En aquel entonces, cuando había un siniestro se cogía a los afectados y se les metía de cualquier manera en el coche y se les trasladaba al hospital. A veces teníamos que serrar el techo de los coches de dos puertas para sacar a...

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Recuperado del linfoma que le fue diagnosticado el verano pasado y que le ha hecho sufrir una penosa convalecencia, Juan Antonio Usparicha (Busturia, 1919) recibe al periodista en la sede de la DYA (Detente y Ayuda), la asociación de auxilio en carretera que fundó en 1966. Fue la primera entidad de España que se dedicó a atender a los heridos en accidentes de tráfico. "En aquel entonces, cuando había un siniestro se cogía a los afectados y se les metía de cualquier manera en el coche y se les trasladaba al hospital. A veces teníamos que serrar el techo de los coches de dos puertas para sacar al herido y evitar riesgos", recuerda. Aunque su especialidad era la ginecología, su afición por los automóviles le llevó a interesarse por los siniestros en la carretera.

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Usparicha, hijo y sobrino de capitanes de la marina mercante, no estaba destinado a ejercer de ginecólogo y ser un apasionado del automovilismo. Fueron el servicio militar y la guerra civil los que le acercaron a la conducción de distintos vehículos, y la atención a los heridos, a inclinarse por la medicina. "Casi por inercia, elegí la especialidad de ginecología, porque mi habilidad como conductor me vino muy bien para atender a las parturientas", indica.

Su interés por actualizar los conocimientos en su especialidad le llevó a Barcelona y Sevilla a estudiar con los doctores Dexeus padre y Bedoya, respectivamente, quienes le iniciaron en los rudimentos del parto sin dolor y otras técnicas casi inéditas en aquellos años en España. A partir de entonces, se convirtió en un referente en su profesión, que ha realizado con una actividad vertiginosa. No en vano, ha ayudado a dar a luz en 26.621 ocasiones.

Una fotografía en la cartera

Las anécdotas se multiplican, pero Usparicha tiene una predilecta. Saca de la cartera la fotografía de una niña y explica la aventura que vivió en 1954: "Esta niña nació prematura en un taxi. Pesaba 780 gramos y no teníamos ni incubadora en la clínica. Le mandé a un técnico electricista que me construyese inmediatamente un cajón con lámparas y conseguimos salvarla, regulando la temperatura manualmente y alimentándola con un cuentagotas. Yo no pensaba que había sido para tanto, pero la noticia tuvo trascendencia mundial. Un tío mío que estaba en Baltimore como capitán de barco me remitió la noticia que salió en los periódicos de la ciudad". La niña, de nombre Amparo Arrechederra, pudo ira a casa con sus padres a los tres meses.

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Su capacidad de trabajo no tenía límites. No sólo atendía en su clínica y en el Hospital de Basurto. También tenía tiempo de desarrollar aficiones como la música. Presidió el Jazz Club de Bilbao y llevó su pasión a las habitaciones de sus pacientes. "De jazz no tenía ni idea. Era Pío Lindegaard el que animaba las sesiones. Quizás por aquellos conciertos me animé a poner música en la clínica, con un aparato de discos de 12 pulgadas que me traían de Estados Unidos. Y les gustaba mucho a las señoras", apunta.

Por supuesto, los domingos siempre tenía un momento para acudir a San Mamés a ver al Athlétic, del que es socio, con el carné 263, desde hace 63 años.

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