Los acusados de matar al celador, culpables
La juez envía a prisión a la esposa del asesino
El jurado declaró ayer a Ricardo Suárez y a su esposa, María Luisa Cortés, culpables de asesinar a tiros a Gaspar García, el celador del hospital Virgen del Rocío de Sevilla que atropelló levemente a la hija de ambos cuando iba al trabajo. Súarez, además, será condenado por otro delito de tenencia ilícita de armas. La magistrada Inmaculada Jurado envió a prisión a la esposa del acusado, que estaba en libertad bajo fianza. La defensa recurrirá.
La juez tendrá que determinar en sentencia la pena que impone a los condenados: entre 20 y 25 años por el delito de asesinato y de uno a dos años...
El jurado declaró ayer a Ricardo Suárez y a su esposa, María Luisa Cortés, culpables de asesinar a tiros a Gaspar García, el celador del hospital Virgen del Rocío de Sevilla que atropelló levemente a la hija de ambos cuando iba al trabajo. Súarez, además, será condenado por otro delito de tenencia ilícita de armas. La magistrada Inmaculada Jurado envió a prisión a la esposa del acusado, que estaba en libertad bajo fianza. La defensa recurrirá.
La juez tendrá que determinar en sentencia la pena que impone a los condenados: entre 20 y 25 años por el delito de asesinato y de uno a dos años más por el delito de tenencia ilícita de armas.
Los hechos ocurrieron el 8 de enero de 2006. Gaspar García, al pasar frente al albergue juvenil donde se encontraban alojados entonces los condenados, atropelló a la hija de éstos, de siete años. La niña no sufrió daños. Sin embargo, Ricardo Suárez "con absoluta sangre fría, sin preocuparse por el estado de su hija y sin mediar palabra", según el fiscal, sacó una pistola y comenzó a disparar.
El jurado ha seguido la tesis de la acusación, que presentó a Cortés como cooperadora, y no como cómplice, de este hecho. "Una vez que su marido había vaciado el primer cargador, retiró los cristales y abrió la puerta del coche para asegurar que su esposo siguiera disparando. Cooperando con ello en el asesinato", señala el veredicto.
Para llegar a esta conclusión, los integrantes del jurado han tenido en cuenta la declaración de la testigo protegida número cuatro y unas escuchas policiales. Esta testigo fue la única que presenció todos los hechos a unos 15 metros y escondida entre unos contenedores.
"Los gitanos no creemos en la justicia y ahora menos que nunca porque se llevan a una inocente. Esto es una perrería", gritó una hermana de María Luisa al verla esposada camino de los calabozos de la Audiencia de Sevilla para ser trasladada a la cárcel. Su madre estalló en cólera y cayó al suelo dando grandes manotazos al conocer la noticia.
El tribunal no ha apreciado ni atenuante ni eximente para la conducta de Suárez.