MIRADOR

Sueldos arrolladores

La retribución de los directivos y consejeros de las grandes empresas suele ser motivo de controversia debido a la generosa distancia que las separa de los escasos avances de los salarios pactados en convenio. El año pasado, la retribución de los consejeros de las empresas cotizadas en Bolsa creció el 28%, aumento que se explica por los incentivos, bonus y premios diversos ligados a la evolución bursátil. El criterio generalmente admitido es que las empresas son libres de retribuir a sus altos cargos en la cuantía que les parezca oportuna; pero dado que las decisiones empresariales, entre otra...

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La retribución de los directivos y consejeros de las grandes empresas suele ser motivo de controversia debido a la generosa distancia que las separa de los escasos avances de los salarios pactados en convenio. El año pasado, la retribución de los consejeros de las empresas cotizadas en Bolsa creció el 28%, aumento que se explica por los incentivos, bonus y premios diversos ligados a la evolución bursátil. El criterio generalmente admitido es que las empresas son libres de retribuir a sus altos cargos en la cuantía que les parezca oportuna; pero dado que las decisiones empresariales, entre otras las propuestas de sueldos y salarios, son competencia de consejeros y directivos, parece razonable exigir que se extreme la vigilancia sobre estas retribuciones y soldadas tan generosas.

El primer paso irrenunciable de esa vigilancia es la transparencia. Los sueldos de directivos y consejeros deben comunicarse estricta y detalladamente a las juntas de accionistas para que los dueños reales de las empresas, sus accionistas, sepan cuánto se paga y cómo se ha llegado a esas cantidades. Y en esa transparencia hay que incluir las exorbitantes indemnizaciones y pensiones que con frecuencia se garantizan los directivos para cubrir sus jubilaciones, despidos o retiros. Por ejemplo, los accionistas deberían conocer los acuerdos de indemnización de los directivos de Endesa si, como se supone, dejan sus cargos cuando se oficialice la nueva propiedad. Un segundo paso debería ser el de no ligar exclusivamente la retribución variable a la marcha de la empresa en Bolsa; también debería anclarse en otros parámetros. Porque en no pocas ocasiones la cotización de una empresa no es consecuencia de la gestión.

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