Un país con tres regiones que se dan la espalda

Desde 1993, Bélgica es un Estado federal dividido en tres regiones con amplísimo autogobierno (Flandes, Valonia y Bruselas) y tres comunidades lingüísticas (flamenca, francesa y germanófona), fruto de un proceso de descentralización lanzado en 1970. Ahora, la clase política flamenca reclama, en la discusión sobre el nuevo ordenamiento constitucional prevista para los próximos meses, más poderes y más autonomía. Flamencos y valones viven mutuamente de espaldas. La ignorancia de la lengua del otro alcanza elevadas cotas, más agudas en el rechazo de los valones a aprender neerlandés que viceversa...

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Desde 1993, Bélgica es un Estado federal dividido en tres regiones con amplísimo autogobierno (Flandes, Valonia y Bruselas) y tres comunidades lingüísticas (flamenca, francesa y germanófona), fruto de un proceso de descentralización lanzado en 1970. Ahora, la clase política flamenca reclama, en la discusión sobre el nuevo ordenamiento constitucional prevista para los próximos meses, más poderes y más autonomía. Flamencos y valones viven mutuamente de espaldas. La ignorancia de la lengua del otro alcanza elevadas cotas, más agudas en el rechazo de los valones a aprender neerlandés que viceversa. La enseñanza separada contribuye al desconocimiento, con cada estudiante recibiendo sólo información muy nebulosa sobre la otra parte del país.

Durante la pasada campaña electoral se hicieron experimentos sobre la validez de los estereotipos y prejuicios entre ambas comunidades. La prueba de la distancia corta echó por tierra las ideas preconcebidas de que, según los flamencos, los francófonos son vagos y gorrones, y según los del sur, sus compatriotas del norte son egoístas. Pero sólo en la distancia corta cayeron prejuicios. Gozan de tan buena salud, como la mutua ignorancia entre flamencos y valones.

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