Reportaje:

Santander ficha por el River Plate

Rebautiza su banco argentino y abandona los colores del Boca Juniors

En 1908 se fundó el Banco Río de la Plata. Con el tiempo se convirtió en uno de los mayores bancos de Argentina y paso a llamarse sólo Río, con el logo azul y amarillo, como el Boca Juniors. Hace 20 años lanzó una campaña con el lema "un buen nombre es lo más valioso que uno puede tener". Hace 10 lo compró el Santander y desde hace unas semanas se ha empezado a llamar Santander Río y ha adoptado los colores del banco español, rojo y blanco, como el River Plate.

Río era una de las pocas entidades del Santander, presente en más de 40 países, que se mantenía sin el nombre de la matriz. Los...

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En 1908 se fundó el Banco Río de la Plata. Con el tiempo se convirtió en uno de los mayores bancos de Argentina y paso a llamarse sólo Río, con el logo azul y amarillo, como el Boca Juniors. Hace 20 años lanzó una campaña con el lema "un buen nombre es lo más valioso que uno puede tener". Hace 10 lo compró el Santander y desde hace unas semanas se ha empezado a llamar Santander Río y ha adoptado los colores del banco español, rojo y blanco, como el River Plate.

Río era una de las pocas entidades del Santander, presente en más de 40 países, que se mantenía sin el nombre de la matriz. Los otros ejemplos son el británico Abbey, que adoptó el logotipo y los colores, y Banesto. "En 2007, el Santander cumple 150 años y se propuso desde hace tres llegar a esta fecha con una identidad corporativa global", explica el director de comunicaciones corporativas de Santander Río, Óscar Correa.

En 2005, el entonces Banco Río perdió 213,7 millones de euros, pero tras su saneamiento, el año pasado, el ya Santander Río ganó 53,8 millones

El cambio de nombre del segundo banco argentino en préstamos -BBVA Banco Francés es el cuarto- y el cuarto en depósitos -su rival español es el tercero- coincide con una etapa de mejoría del sistema financiero argentino, tras la crisis del corralito (congelación de depósitos) de 2001/2002.

En 2005, el entonces Banco Río perdió 912,7 millones de pesos (213,7 millones de euros) por el proceso de saneamiento de su balance, que implicó aportes de capital del Santander (288 millones de euros entre aquel año y 2006). Pero el año pasado, el ex Río ganó 229,9 millones de pesos (53,8 millones de euros).

Saneamiento y despegue

"En 2006, el banco logró un desempeño muy bueno", destacó la calificadora de riesgo Fitch. "La mejora se sustenta en el fuerte crecimiento de la actividad con el sector privado, que ha generado mayores intereses y comisiones. Para 2007 y 2008, el banco estima que continuará con el fuerte crecimiento de su actividad y se espera que su rentabilidad continúe con la tendencia creciente", dice un informe de Fitch del mes de marzo.

Correa admite que Banco Río "es una marca espectacular, muy insertada y líder", y por eso no se cambió en los primeros nueve años en que perteneció al Santander, a diferencia de lo que ocurrió con otras entidades que el grupo adquirió en Latinoamérica.

"Con el nuevo nombre no perdemos el anclaje con un pasado exitoso y agregamos la marca de uno de los diez grupos financieros más importantes del mundo. En las investigaciones de mercado que hicimos antes del cambio no hallamos contradicciones en los clientes sino logros", se entusiasma el directivo, que considera que el Río no quedó afectado más que el resto de la banca por la crisis del corralito, que llevó a que miles de ahorradores protestaran durante meses y años en las puertas de las oficinas y en los tribunales.

"Creo que el cambio de nombre le va a deparar una mayor confianza", opina Rafael Ber, de la consultora Argentine Research. Santander Río, que tiene 1,8 millones de clientes entre particulares y empresas, va a incrementar este año su red de oficinas de 217 a más de 250.

El consultor Pablo Curat destaca que el sistema financiero argentino, incluido el Santander Río, ha alcanzado niveles históricamente altos de rentabilidad y la morosidad ha bajado a mínimos, pero admite que el crédito aún es bajo con relación al PIB (12%), sobre todo en el sector hipotecario.

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