Reportaje:

Una mirada abierta al vacío existencial

José María de Orbe se estrena en la dirección de largometrajes con 'La línea recta'

Noelia aún no ha cumplido los 30 años. Vive en un barrio periférico de Barcelona. De noche trabaja en una gasolinera. De día reparte publicidad por los portales. No busca ni tiene amigos. Noelia es la protagonista de La línea recta, una película "independiente, sin concesiones comerciales", con la que José María de Orbe (San Sebastián, 1958) se estrena en la dirección de largometrajes.

Premiado en numerosas ocasiones por sus anuncios publicitarios, a la hora de lanzarse a realizar su primer filme De Orbe ha buceado dentro de sí en busca de temas que le interesan especialmente. Qu...

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Noelia aún no ha cumplido los 30 años. Vive en un barrio periférico de Barcelona. De noche trabaja en una gasolinera. De día reparte publicidad por los portales. No busca ni tiene amigos. Noelia es la protagonista de La línea recta, una película "independiente, sin concesiones comerciales", con la que José María de Orbe (San Sebastián, 1958) se estrena en la dirección de largometrajes.

Premiado en numerosas ocasiones por sus anuncios publicitarios, a la hora de lanzarse a realizar su primer filme De Orbe ha buceado dentro de sí en busca de temas que le interesan especialmente. Quería hacer una película "de personajes pequeños, anónimos, que normalmente no se llevan a la pantalla". Tenía además "la inquietud personal" de hablar del "vacío existencial que una persona puede llegar a sentir en barrios dormitorio de grandes ciudades". Y deseaba abordar también el mundo del trabajo y cómo ciertos empleos pueden "alienar a alguien y afectar a sus relaciones con los demás".

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El resultado es La línea recta, una película que se asoma hoy a cines de Barcelona, Madrid, San Sebastián, Bilbao y Lleida. Un filme en el que la protagonista, interpretada por la joven actriz Aina Calpe (Mallorca, 1982), "devuelve lo que recibe". "No aporta nada a la sociedad, porque cree que la sociedad no le aporta nada a ella", comenta De Orbe.

Desde el punto de vista formal, el director, "cansado del cine que da todo mascado", ha optado por una película "abierta", en la que ni él mismo tiene todas las respuestas y en la que deja puertas abiertas al espectador para que aporte su propia interpretación. La línea recta es un trabajo que "tiende al cine abstracto", entendido éste como "un cine no narrativo". "No hay un principio, no hay un final, no hay un arco de transformación en el personaje", explica De Orbe, quien se sitúa en la onda de directores como el oriental Tsai Ming-liang o el argentino Lisandro Alonso.

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