Vicent lamenta lo "baratísimo" que han vendido el Mediterráneo

El escritor protagoniza el Día del Libro en la Universidad Jaume I

Manuel Vicent evocó su pasión por el Mediterráneo en cada una de las intervenciones en las que los asistentes a su conferencia quisieron preguntarle por el mar que le ha inspirado para tantos artículos y novelas. No como "mar podrido e innavegable" sino como "algo más profundo", como una "moral sin teología", dijo. Y habló de su descubrimiento, leyendo a Albert Camus, que fue cuando se dio cuenta de que el Mediterráneo era "una forma de ser".

Al ser preguntado por el desarrollismo que sufre el litoral valenciano y la visión que se tiene de éste desde el mar, Vicent expuso su parecer: "H...

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Manuel Vicent evocó su pasión por el Mediterráneo en cada una de las intervenciones en las que los asistentes a su conferencia quisieron preguntarle por el mar que le ha inspirado para tantos artículos y novelas. No como "mar podrido e innavegable" sino como "algo más profundo", como una "moral sin teología", dijo. Y habló de su descubrimiento, leyendo a Albert Camus, que fue cuando se dio cuenta de que el Mediterráneo era "una forma de ser".

Al ser preguntado por el desarrollismo que sufre el litoral valenciano y la visión que se tiene de éste desde el mar, Vicent expuso su parecer: "Han vendido el Mediterráneo baratísimo. Se ve como si lo hubieran bombardeado con cemento armado", señaló. "Han cometido un asesinato porque cualquier paisaje tiene alma.Las grúas que trabajan en las diversas construcciones marcan el paisaje y son realmente una crucifixión del mismo".

En cualquier caso, el escritor y periodista mantuvo su defensa del Mediterráneo como lugar "privilegiado" en toda Europa, pese a que su explotación no responde a una "empresa turística", que hubiera respetado el paisaje y a sus habitantes, sino a una "empresa constructora" que lo único que busca "es forrarse".

Manuel Vicent dijo haber llegado a ser escritor "por exclusión", tras la muerte de uno de sus amigos, cuando se encontró en una cafetería escribiendo aquella historia. Después llegó la publicación de la novela, los premios y el trabajo en diarios, donde se dio cuenta de que "escribir en un periódico era algo vivo" que acaba igual que acaba con el día, con lo que le sometía a la obligación de volver a ponerse a escribir. "La gente reaccionaba, te llamaba" y eso "animaba a escribir", dijo. "Mi trabajo fundamental es el haber hecho literatura en el periódico", mantuvo, mientras los asistentes le recordaban columnas en EL PAÍS como Idioma o Infame.

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