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Los inmigrantes cobran cada vez más importancia en nuestra economía. Al margen de los efectos indirectos sobre tasas de actividad, mercado laboral o de vivienda, según la Oficina Económica del Presidente, hasta un 30% del crecimiento del PIB en la última década puede proceder de la inmigración, contribuyendo al superávit de las administraciones públicas. Aunque no todo es positivo, ya que el envío de remesas a sus países (0,6% del PIB) explica parte del déficit exterior.

Los no residentes empadronados en España en la última década suponen casi el 23% del crecimiento demográfico de la UE...

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Los inmigrantes cobran cada vez más importancia en nuestra economía. Al margen de los efectos indirectos sobre tasas de actividad, mercado laboral o de vivienda, según la Oficina Económica del Presidente, hasta un 30% del crecimiento del PIB en la última década puede proceder de la inmigración, contribuyendo al superávit de las administraciones públicas. Aunque no todo es positivo, ya que el envío de remesas a sus países (0,6% del PIB) explica parte del déficit exterior.

Los no residentes empadronados en España en la última década suponen casi el 23% del crecimiento demográfico de la UE25, y oficialmente hoy representan el 9,3% de la población española. Su proporción sobre la población ocupada es mayor, un 13,9%, con una distribución por sectores parecida a la de los trabajadores españoles, aunque en construcción su peso es mayor.

Los inmigrantes tienen un grado de bancarización del 65% y en 2005 concentraron un 11% de las compraventas de viviendas

También es importante este colectivo como fuente de crecimiento potencial de las entidades de crédito, ya que casi dos de cada tres inmigrantes tienen cuenta bancaria, lo que supone un grado de bancarización cercano al 65%, y en 2005 concentraron un 11% de las compraventas de viviendas, con un valor medio por transacción de 170.000 euros.

Además, la cantidad de dinero enviada al exterior creció un 35% el último año, hasta situarse en 6.250 millones, si bien otra buena parte serían remesas informales que podrían aumentar mucho la cifra oficial. De estas transacciones cerca del 80% se canalizan a través de remesadoras, un 10% por familiares o amigos y el resto por entidades bancarias. Este hecho, junto a que más de tres millones de extranjeros presentan más de dos años de residencia en España, momento en el que se consolida el empleo y la familia, y se incrementan las necesidades de productos y servicios bancarios: financiación créditos al consumo, hipotecas, productos de ahorro o seguros, y que las últimas estimaciones indican que en 2010 la cifra de inmigrantes alcanzará los seis millones, hacen de este colectivo una oportunidad para el sector bancario.

V. Santillana y E. Sánchez son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (AFI).

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