Análisis:A LA PARRILLA

Automutantes

Catalina tiene catorce años y quiere operarse los pechos. Es alta, esbelta, con una cara preciosa y una forma de ser dulce e ingenua. Pero es plana. O eso cree ella. Vive en una pequeña ciudad colombiana donde muchos ven que la única manera de salir de la pobreza es aliarse con el narcotráfico. Los narcos, machos ostentosos, se pasean entre las humildes casas con potentes todoterrenos, oliendo a loción de marca y, entre tiroteo y tiroteo, otean tras sus enormes gafas oscuras a las "hembritas" más apetecibles. Las chicas que se han operado tienen joyas, regalos, pisos amueblados. Las otras no. ...

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Catalina tiene catorce años y quiere operarse los pechos. Es alta, esbelta, con una cara preciosa y una forma de ser dulce e ingenua. Pero es plana. O eso cree ella. Vive en una pequeña ciudad colombiana donde muchos ven que la única manera de salir de la pobreza es aliarse con el narcotráfico. Los narcos, machos ostentosos, se pasean entre las humildes casas con potentes todoterrenos, oliendo a loción de marca y, entre tiroteo y tiroteo, otean tras sus enormes gafas oscuras a las "hembritas" más apetecibles. Las chicas que se han operado tienen joyas, regalos, pisos amueblados. Las otras no. Catalina está dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguir la platica necesaria para la operación. Así empieza la telenovela Sin tetas no hay paraíso, uno de los grandes éxitos de la televisión latinoamericana el año pasado. Está basada en hechos reales y en la novela homónima de Gustavo Bolívar, a partir de ellos. Tele 5 ha comprado los derechos para España.

El próximo domingo está previsto el estreno en Antena 3 del programa Cambio radical, la versión española de Extreme makeover, que presentará Teresa Viejo. Los concursantes se prestan a todo tipo de intervenciones de cirugía estética para transformarse en su ideal de belleza. Las operaciones y todos los pasos posteriores son televisados. Intervienen también odontólogos, maquilladores, nutricionistas, peluqueros y estilistas. Al parecer, se han presentado a las pruebas cerca de 50.000 aspirantes.

El furor quirúrgico ha estallado. El siglo XXI es el de la automutación. Hay mucha gente obsesionada. Se endeudan, roban, chantajean, ahorran. ¿Inflarse a silicona es una meta en la vida?

Ya hay bastantes señoras ricas de rostros monstruosos por ahí. Son incapaces de verlo. Se sienten bellas. El consumismo hipercustomizado lleva a esto: construirnos a la medida de nuestros sueños. Lo malo es que, en realidad, estos sueños nos han sido implantados. Sus fabricantes tienen en marcha una maquinaria esclavizante. Esto es sólo el principio. ¡El futuro ha llegado, amigos! Por cierto, la historia de Catalina acaba mal.

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