Le Pen se declara víctima del sistema

El ultraderechista Jean-Marie Le Pen asegura que todos conspiran para que él no pueda obtener las 500 firmas de alcaldes que necesita para poder ser candidato a la presidencia de Francia. Se presenta como víctima del sistema.

Este discurso le ha reportado a Le Pen excelentes réditos y le ha convertido en receptor de los votos de protesta de quienes se sienten decepcionados ante una ley electoral que deja sin escaños a un partido, el Frente Nacional, que obtiene entre el 12% y el 18% de los sufragios, mientras permite que un Partido Comunista Francés (PCF), con menos del 5%, pueda tener ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El ultraderechista Jean-Marie Le Pen asegura que todos conspiran para que él no pueda obtener las 500 firmas de alcaldes que necesita para poder ser candidato a la presidencia de Francia. Se presenta como víctima del sistema.

Este discurso le ha reportado a Le Pen excelentes réditos y le ha convertido en receptor de los votos de protesta de quienes se sienten decepcionados ante una ley electoral que deja sin escaños a un partido, el Frente Nacional, que obtiene entre el 12% y el 18% de los sufragios, mientras permite que un Partido Comunista Francés (PCF), con menos del 5%, pueda tener grupo parlamentario.

Ahora Le Pen, nacido en el pequeño puerto bretón de La Trinité-sur-Mer, hijo de pescador, huérfano desde su adolescencia y ahora millonario, representa de nuevo la comedia del candidato perseguido. Pero quizá lo hace con otra intención. Tal vez sabe que esta vez, próximo a cumplir los 80 años, está frente a una convocatoria electoral en la que no tiene nada que ganar y sí mucho que perder. Es muy difícil que pueda repetir el resultado de 2002, que se clasifique para la segunda vuelta de las presidenciales. En ese caso, ¿por qué no sembrar el caos?, ¿por qué no poner en evidencia el terrible agotamiento de la V República? Le basta con no conseguir las famosas 500 firmas de los alcaldes.

De pronto Le Pen podrá decir -y tendrá razón- que una parte muy importante del electorado francés no tiene derecho a representación, a votar el candidato de su preferencia, que les encarna. Sarkozy se dijo dispuesto a conseguirle las firmas -prometió lo mismo al trotskista Olivier Besançenot, y la ley de las compensaciones obliga-, pero nadie sabe si de verdad Jean-Marie Le Pen, viejo profesional de un oficio que simula detestar -ya era diputado a mediados la década de los cincuenta del siglo pasado-, los desea o prefiere retirarse matando. Intentado romper el espejo, poniendo en evidencia un sistema que en su día dio la mayoría absoluta a un candidato -Jacques Chirac- que, en la primera vuelta de 2002, sólo obtuvo el 18% de los votos.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En