Reportaje:

El otro frente de batalla

Los partidos toman posiciones en las instituciones económicas de Álava ante las elecciones

La batalla en las instituciones económico-financieras de Álava está llegando al cuerpo a cuerpo. El intento del PP y PSE, aliados a veces a la fuerza en las dos últimas legislaturas, de recolocarse para el nuevo ciclo político que se adivina tras las elecciones, está llevando a una sucesión de choques en el intento de controlar la Caja Vital, la Cámara de Comercio y la patronal alavesa (SEA, Empresarios Alaveses). Una pelea en la que las deslealtades y pequeñas traiciones se amplifican por la personalidad de sus protagonistas, el presidente de SEA, Carlos Zarceño, y el de la Vital, Gregorio Ro...

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La batalla en las instituciones económico-financieras de Álava está llegando al cuerpo a cuerpo. El intento del PP y PSE, aliados a veces a la fuerza en las dos últimas legislaturas, de recolocarse para el nuevo ciclo político que se adivina tras las elecciones, está llevando a una sucesión de choques en el intento de controlar la Caja Vital, la Cámara de Comercio y la patronal alavesa (SEA, Empresarios Alaveses). Una pelea en la que las deslealtades y pequeñas traiciones se amplifican por la personalidad de sus protagonistas, el presidente de SEA, Carlos Zarceño, y el de la Vital, Gregorio Rojo.

Los nacionalistas, que se quedaron fuera de juego en todas esas instituciones tras su apuesta frentista de Lizarra, están avivando las contradicciones surgidas entre populares y socialistas. Su pacto, que ambos siguen juzgando como necesario y fructífero (sobre todo, mirando al pasado), ya no aguanta ni las tensiones internas ni las que provoca el escenario político nacional.

La última escaramuza de esta relación deteriorada se produjo el pasado 7 de febrero, cuando, sin previo aviso, Carlos Zarceño propuso y logró la destitución fulminante del presidente de la Vital como vicepresidente de SEA.

Pérdida de confianza

El hecho se produjo en una reunión del máximo órgano de la patronal, sin que ese punto estuviera incluido en el orden del día, y durante la discusión por la elección del secretario general de la patronal. Zarceño, que tiene excelentes relaciones con las instituciones alavesas gobernadas por el PP -el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación-, argumentó que había perdido la confianza en Gregorio Rojo, militante del PSE, que representaba en SEA a la primera institución financiera alavesa. En ese momento la junta rectora de la patronal discutía sobre la designación de su secretario general, puesto que sigue vacante ocho meses después de la controvertida salida pactada del anterior, José Manuel Farto.

La destitución de Rojo, que la Vital cree que es antiestatutaria al no haber sido incluido ese punto en el orden del día, ha puesto fin a un breve periodo de siete meses del mandatario de la caja en la dirección del SEA. Pero los problemas comenzaron antes. Los mismos protagonistas ya se vieron las caras durante el proceso de elección del nuevo presidente de la Cámara de Comercio de Álava, una pugna en la que los bloques políticos volvieron a tener un protagonismo definitivo. El SEA, con Carlos Zarceño al frente apoyó en marzo pasado a Román Knörr para suceder a Josu de Lapatza. Una operación que contó con el apoyo oficioso del presidente de la Vital frente a los comerciantes nacionalistas, que respaldaron la opción de Lapatza. El caso es que finalmente Knörr logró con holgura el control de la Cámara, pero no contó para una de las vicepresidencias con Gregorio Rojo, en medio del descontento del mandatario de la Vital.

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La desconfianza y los recelos han ido ganando posiciones en unas instituciones donde a los roces estrictamente personales se superpone a la batalla subterránea que se está librando para el futuro. Los partidos llevan ya meses tomando posiciones, metro a metro, ante el escenario que vaya a salir de las elecciones municipales y forales del 27 de mayo.

La fusión a debate

Sus resultados no sólo van a tener consecuencias en la gobernación de las instituciones, sino también en el debate sobre la fusión de las cajas vascas, una de las cuestiones que más ha dividido a populares y socialistas. De hecho, ha sido la causa principal de que se hayan deteriorado sus relaciones en el seno de la Caja Vital, cuyo control asumieron en 1999 tras arrebatar al PNV la mayoría de la asamblea con una plataforma unitaria.

Gregorio Rojo se ha alineado claramente en favor de la fusión junto con los presidentes de las otras dos cajas vascas, a pesar de que el PSE decidiera congelar la operación en otoño de 2005 porque este debate dejaba abierto en Álava un frente político sensible que los populares estaban explotando.

Las últimas declaraciones del candidato a diputado general del PP, Javier De Andrés, cuestionando la labor de Rojo al frente de la Vital, han demostrado que los populares van a seguir golpeando ese flanco. De Andrés sostiene que "Rojo es la persona menos adecuada para el liderazgo que se le pidió", interpretando que apoyar la fusión de las cajas implica volver a entregar el control de la entidad de ahorro alavesa al PNV.

Nada que comentar

El presidente de la patronal alavesa, Carlos Zarceño, dijo el viernes que no tenía nada que comentar respecto de un informe jurídico encargado por la Vital, que considera que la destitución de Rojo no encaja en los estatutos de la entidad. Zarceño que lleva más de dos años solucionando por la vía expeditiva las sucesivas crisis que se le han ido planteando en la institución, -salida de los críticos, marcha de Farto y destitución de Rojo- anunció el viernes que comunicará directamente a la Vital la decisión de SEA respecto de ese informe.

Lo cierto es que su forma de proceder está levantando a su alrededor una marea de críticas que alcanzan incluso a su labor profesional como director general y consejero en diversas empresas de los sectores del metal, electricidad y la construcción. Zarceño está siendo cuestionado incluso internamente por defender que la secretaría general tiene que ser ocupada por una persona fichada de fuera del SEA.

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