Juicio por el mayor atentado en España | 11-M

El presidente pide disculpas

El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, sorprendió ayer a propios y extraños al pedir públicamente disculpas al abogado de El Egipcio, al que en la primera jornada había machacado en el interrogatorio de su cliente. Gómez Bermúdez estaba muy enfadado por una sesión inaugural cargada de problemas -retraso en un traslado desde prisión, dificultades con la traducción simultánea y rumores de peticiones de suspensión por parte de determinados letrados- y la pagó con Zulueta.

Esa misma tarde, acabada la sesión, el presidente del tribunal, nobleza obliga, recabó de los periodistas a...

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El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, sorprendió ayer a propios y extraños al pedir públicamente disculpas al abogado de El Egipcio, al que en la primera jornada había machacado en el interrogatorio de su cliente. Gómez Bermúdez estaba muy enfadado por una sesión inaugural cargada de problemas -retraso en un traslado desde prisión, dificultades con la traducción simultánea y rumores de peticiones de suspensión por parte de determinados letrados- y la pagó con Zulueta.

Esa misma tarde, acabada la sesión, el presidente del tribunal, nobleza obliga, recabó de los periodistas acreditados para el juicio el teléfono de Zulueta y le llamó para disculparse personalmente.

Ayer, en un caso insólito en los tribunales españoles, Gómez Bermúdez lo reconoció al inicio de la sesión: "Pido públicamente disculpas al señor Zulueta por algunas expresiones que pude tener ayer y que considero que son inconvenientes y que no eran necesarias, atendiendo sobre todo a la corrección, buen hacer y el buen trabajo que está haciendo".

La gallardía de Gómez Bermúdez fue bien recibida por los abogados, que se temían un juicio de gladiadores pleno de protestas.

Los periodistas habituales de la Audiencia Nacional conocen bien la técnica del palo y la zanahoria con la que se adorna Gómez Bermúdez. Es un estilo.

Si alguien pensó que éste se había ablandado, le sacó de su error en el acto. De la manera más agria cortó un atisbo de risa de Jamal Zougam, cercenó de raíz el intento de su abogado, José Abascal, de interrumpir a la fiscal y fulminó al propio Zougam cuando respondió con un sarcasmo. "Las impertinencias, se las guarda", espetó.

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