Reportaje:Juicio por el mayor atentado en España | 11-M

Tres años con el miedo metido en el cuerpo

La mitad de las víctimas aún sienten miedo e inseguridad y no han podido recuperar su vida previa al atentado, mientras que dos de cada diez afectados aún no han vuelto a montar en un tren

Las 10 bombas que estallaron en cuatro trenes de Madrid rompieron para siempre la vida de 2.000 familias, las de los 191 asesinados y los 1.824 heridos en el amanecer del 11 de marzo de 2004. Casi tres años después, la mitad de las víctimas aún presenta ansiedad, depresión, miedo e inseguridad, que le ha impedido recuperar su vida social previa al atentado, o incluso moverse con tranquilidad en los medios de transporte públicos. Dos de cada 10 afectados aún no se ha visto con fuerzas para volver a montarse en un tren, según un estudio llamado Las víctimas, 36 meses después, elaborado po...

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Las 10 bombas que estallaron en cuatro trenes de Madrid rompieron para siempre la vida de 2.000 familias, las de los 191 asesinados y los 1.824 heridos en el amanecer del 11 de marzo de 2004. Casi tres años después, la mitad de las víctimas aún presenta ansiedad, depresión, miedo e inseguridad, que le ha impedido recuperar su vida social previa al atentado, o incluso moverse con tranquilidad en los medios de transporte públicos. Dos de cada 10 afectados aún no se ha visto con fuerzas para volver a montarse en un tren, según un estudio llamado Las víctimas, 36 meses después, elaborado por dos psicólogas y dos trabajadoras sociales para la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M.

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El estudio fue elaborado con 300 víctimas del atentado, de las que el casi el 60% eran afectadas directas y, el resto, familiares, padres, madres o hijos de fallecidos o heridos. Casi tres años después de sufrir el atentado, el 59,3% de las víctimas sigue con problemas auditivos (muchos se quedaron completamente sordos como consecuencia de los estallidos), el 50,4% sigue padeciendo las secuelas psicológicas de aquella tragedia y el 9,7% arrastra problemas neurológicos.

Durante la presentación del estudio, la psicóloga Syra Balanzat explicó que la proximidad del juicio, así como el atentado que ETA perpetró el 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas, han generado "estrés postraumático" en las víctimas, que incluso presentan "nuevos síntomas". El juicio ha supuesto una "victimización secundaria" de los afectados, por las dificultades para afrontar el sistema jurídico penal, lo que se traduce en "reactualización del trauma, sentimientos de indefensión y desemparo". Además, la constante presencia de las imágenes de los ataques en los medios de comunicación, o incluso la emisión de imágenes de nuevos atentados, provoca las mismas sensaciones en las víctimas del 11-M.

Los psicólogos de la Comunidad de Madrid advirtieron ayer de que, "en el momento de afrontar un juicio como es el del 11-M" muchas víctimas "puedan dar marcha atrás y revivir aquellos momentos que fueron muy especialmente traumáticos para ellas y, en general, para todos". En el edificio de la Casa de Campo en la que se celebrará el juicio a partir de hoy habrá "varios psicólogos, asistentes sociales y personal sanitario, atentos ante cualquier necesidad de ayuda psicológica o médica". Las asociaciones de víctimas también llevarán al juicio a sus propios psicólogos.

El estudio de la asociación que preside Ángeles Domínguez y patrocina la Comunidad de Madrid, asegura que el 50,4% de los afectados aún presenta "síntomas como ansiedad, depresión y una sensación constante de miedo e inseguridad", e incluso "desconfianza hacia los demás y ante ellos mismos". Una cuarta parte sigue en tratamiento psicológico.

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El 16% de las víctimas directas "sigue sin poder utilizar el tren", pero los que sí han podido volver a montar "manifiestan síntomas de ansiedad durante el trayecto o necesitan ir acompañados de otras personas". El porcentaje de quienes mantienen fobia a los trenes es algo más alto entre los familiares de fallecidos o heridos en los atentados (17,3%).

El informe explica que el 28% de los afectados aún no ha conseguido su reconocimiento como víctima del terrorismo, y la mayoría de ellos ha tenido que pasar hasta dos veces por un tribunal médico para que se hiciera una valoración de sus heridas. El 70,4% no está satisfecho con la baremación de las secuelas psicológicas y físicas de dichos tribunales.

Ésta y otras situaciones han dificultado la adecuada reinserción de la víctima y de su familia, hasta el punto que "la mitad de las familias dicen no haber recuperado todavía su vida anterior al atentado". El 23% de los afectados directos, además, no ha podido volver a trabajar, y la mitad de ellos se encuentra ahora en el paro, jubilado o, los menos, cobrando una pensión de invalidez. El 42,4% ha tenido que acudir a un profesional en busca de apoyo por "las dificultades para la convivencia" que el atentado ha producido en ellos.

Las víctimas resumen sus problemas en cinco: dificultades en la convivencia familiar, sensación de desinformación, necesidad de contacto con las instituciones y necesidad de apoyo frente a las secuelas físicas y psicológicas. Es decir, ayuda y comprensión.

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